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Han pasado dos meses desde la declaración que la joven hizo. Se ha prometido a si misma hacer que Kirishima la viera como una potencial pareja o que al menos se pudiera fijar en ella sin verla como una niña.
Desde ese día, el mayor se ha puesto tenso cada vez que se quedaba solo con _________. Kirishima mantenía una distancia prudente entre ambos, ya que por más de que la chica busque algo con él, eso era algo muy difícil y riesgoso. Para los dos.
Podía poner en riesgo su trabajo y además, ella era un caso muy especial, que tal vez no pudiera manejar. Otra vez, estaban en medio de una discusión, más por parte de la menor.
—¿¡Cuándo vas a dejar de evitarme!? —reclamó poniéndose de brazos cruzados en medio de la puerta de la oficina, obstruyendo el camino de Kirishima.
—No te estoy evitando hombre —suspiró cerrando los ojos—. ¿No deberías irte ya? Digo, tu arresto ya terminó. Trata también de ya no meterte en problemas.
Nuevamente intentó cruzar, pero ella se puso más firme sin intención de dejarse. En cambio el mayor, sostuvo mejor en sus manos la pila de documentos que debía ordenar y revisar. No quería evitarla, pero era mejor así. Cuando se descuidaba, la joven se atrevía a robarle besos dejándolo incapaz de saber cómo reaccionar, ya la regañó varias veces por ello, pero simplemente sonreía burlándose de él.
El día de hoy, fue arrestada una vez más por molestar en una tienda pero poco después fue liberada. Para su suerte, solo el se encontraba en ese momento cerca, pero se metería en problemas si esto seguía así.
—No me iré hasta que me digas que te sucede —respondió sería.
Una gota de sudor descendió por su frente, su personalidad era bastante firme, así que cuando se decidía a algo no habría quien la pare. Aunque ese rasgo de ella por un lado le parecía algo genial y de hombres.
—Solo tengo mucho trabajo, eso es todo —se excusó mostrando la pila de documentos en sus manos—. Y no deberías estar aquí, vete a casa.
—No tengo —respondió a lo bajo y rápidamente—. ¡Déjame ayudarte!
—Ni lo pienses —dijo haciendo una media sonrisa—. Eres muy peligrosa, además, ¿cómo puede ayudarme con documentos de la policía alguien que tiene antecedentes?
La sonrisa que le dedicó, logró que su corazón de un vuelco en menos de un segundo. Sintió el calor subir por sus mejillas y teñirlas de un rosado intenso. Pero rápidamente tomó compostura y frunció el ceño.
