Estando a tu lado ©

Capítulo Veintidós: Estando a tu lado

—Tú me has dado mucho más que eso —le aseguro, acariciando su rostro —. Me has hecho madurar, Matthew. Me has abierto las puertas a un mundo que no había conocido antes. Y sigues aquí conmigo a pesar de todo eso.

—Siempre estaré contigo, Kai —susurra, mirándome a los ojos. Junta su frente con la mía —. Y eso es una promesa, ¿entendido?

Asiento llena de felicidad para depositar un beso en su frente. La voz de mi padre llega a mi mente, recordando que siempre deja besos en la frente de mi madre, debido a que significa amor verdadero. Un amor que nadie más entiende y que solo pocos pueden tener. Una promesa entre las dos personas y que solamente se puede romper cuando existe un final entre ellos. Matthew ha demostrado que entre nosotros no existen barreras o finales, solo hay un largo camino por recorrer, juntos.

Se levanta del sofá con nuestra pequeña mariposa en brazos, diciéndome que irá a dejarle en su cama. Pregunto en un susurro por Hache y Calum, diciéndome que se fueron debido a que Natalie llamó preguntando por su hija, ambos no teniendo más opción que retirarse. Sonrío al pensar en la hermosa familia que hacen Hache y la castaña, nunca dejando que terceras personas rompan su mágica relación.

Le ayudo a preparar la cama para nuestra pequeña caracola, la cual se remueve entre sueños en los brazos de su papá, quien sonríe besando su frente. La manera en que Matthew la mira me hace recordar demasiado a mi padre William, que a pesar de que sabía que no éramos sus hijos de sangre, nos amó y cuidó como si lo fuésemos, porque nos vio crecer durante muchos años de nuestras vidas, y lo sigue haciendo.

Después de cubrirle con las mantas y apagar las luces, cerramos la puerta de su habitación dejándola sola. Mi mano derecha encuentra la de Matthew por acto reflejo, sus dedos entrelazándose con los míos en un fuerte agarre. Otra señal. Otra muestra de que su amor por mí es indestructible y que yo también puedo verle de aquella manera.

¿Cómo pude haber sido tan tonta al dejar a tan maravilloso ser por alguien que solamente ha estado jugando conmigo? ¿Cómo fui capaz de pensar en alejarme por completo de Matthew cuando es él la razón por la que sigo de pie? Hago la promesa más importante de todas en mi mente, recordándome que, si soy alguien ahora, si soy la madre que soy, es todo gracias a haberle tenido detrás de mí apoyándome, haciéndome creer que puedo conseguir todo lo que me propongo solo si creo en mí misma.

Matthew me ha ensenado que sonar no tiene límites, que no importa cuántas veces me caiga, me puedo volver a levantar, alcanzando cada uno de mis sueños. Me ha recordado que soy toda una guerrera por ser hija de una mujer que lo dio todo por mí al encontrarse sin nadie que le ayudase. Mi madre, la que podría pararse delante de una pistola con tal de protegerme por completo, ya que lo ha hecho desde que nos sintió a mi hermano y a mí en su vientre.

Ambos caminamos hacia mi habitación y se sienta en mi cama, ofreciéndome una sonrisa. Matthew siempre ha sabido leer mis propios pensamientos. Nunca ha dejado de comentar sobre que soy un libro abierto, él pudiendo reconocer mis más íntimos secretos antes que yo misma. Así que cuando toma mis manos y me acerca a él para que mi vientre quede a la altura de su rostro, mis lágrimas comienzan a correr por mis mejillas una vez más.

Sus tibias manos suben mi sudadera, la cual es diez tallas más grandes de mi tamaño normal. Trago saliva con fuerza y cierro los ojos cuando mi abultado vientre queda ante sus ojos, delatando que tengo cuatro meses de embarazo y medio, él ofreciéndome una sonrisa mientras suelta un largo suspiro.

—Yo quería decirte —digo antes de que pueda hablar —. Y sé que debes de estar más que molesto conmigo por haberte mentido y no haber dicho nada hace meses. Pero lo he descubierto cuando ya tenía dos meses de embarazo y no se lo he comentado a nadie, ni siquiera a mi propio hermano —hablo atropellándome con las palabras que salen de mi boca, no sabiendo qué más decir para evitar que se decepcione de mí por completo.