Capítulo Diecisiete: Inmensamente Triste

3.1K 203 62
                                    

JUDAH

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

JUDAH

Mi pequeña leona hace comentarios simples y cortos hacia la pelinegra, quien ha tratado por más de diez minutos entablar una conversación con ella, no teniendo éxito. Quiero preguntarle qué le sucede, el por qué se encuentra demasiado distante hacia Roxanne, pero no me atrevo a hacerlo por miedo a su respuesta.

El móvil de mi novia suena en su bolsillo, ella leyéndolo en voz alta, al parecer una amiga necesita encontrarse en menos de media hora en una cafetería. Roxanne se levanta del sofá y se despide de mi hija depositando un sonoro beso en su mejilla, diciéndole que la verá al regresar.

Se acerca a mí tomando mi rostro entre sus manos, pegando sus labios a los míos por segundos los cuales se me hacen eternos, para luego susurrarme lo mucho que me quiere. Sonrío inconsciente, respondiéndole que yo también la quiero. Aprecio como se va de la casa, no saliendo de mi trance hasta que la puerta se cierra detrás de ella.

Giro mi rostro encontrándome con mi hija de brazos cruzados, sus grandes ojos azules mirándome con enojo, su pecho subiendo y bajando con fuerza. Se levanta del sofá y toma su mochila, colocándosela sobre sus hombros, confundiéndome.

—Pequeña leona, ¿qué haces? —pregunto sonriendo, ladeando mi cabeza.

—Quiero irme con mamá —responde seria —. Cambié de opinión, quiero estar con ella este fin de semana.

—Los fines de semana son los únicos días que yo puedo estar contigo a partir de ahora, cariño —le recuerdo —. Papá trabaja todos los días de la semana en la empresa de tu abuelo.

—Esa no es la razón —contraataca, mirándome a los ojos —. Quiero estar con mi mamá. Ella se encuentra sola en casa sin hacer nada, así que yo quiero ir con ella a darle compañía.

—Mamá te tiene todos los días —replico, empezando a perder la poca paciencia que me caracteriza —. Yo solamente te tengo dos días y medio, Jhalessi.

—Se siento feo, ¿no es así? No tenerme todos los días sabiendo que alguien más sí. —Me quedo callado en mi lugar, mirándole incrédulo. No entiendo a dónde quiere llegar diciéndome todo esto —. ¿Cómo crees que nos sentimos mamá y yo al saber que Roxanne sí puede tenerte todos los días?

—Gia, ya hemos hablado de esto muchas veces —le explico, arqueando ambas cejas —. Yo estoy en una relación con Roxanne, quien también te quiere mucho. Ella me hace muy feliz, amor.

—¡Y mamá qué, papá! —exclama enojada, moviendo sus manos —. ¡Tú mentiste! ¡Me dijiste ese día que ustedes dos estaban juntos!

—Mamá y yo solo podemos ser amigos.

—¡Amigos! ¿No sientes nada por mamá? —Sus ojos azules se encuentran cristalizados. Sé que quiere con muchas ganas que le diga lo que desea oír —. ¿No la quieres?

—Tú y yo no vamos a tener esta conversación, Gia Jhalessi —digo serio, levantándome del sofá. Tiene que entender que yo soy su padre, no un amigo más de la escuela —. Todo lo que necesitas saber te lo decimos tu madre y yo. Entre ella y yo no existe nada más que el vínculo que nos une, quien eres tú —agrego, a pesar de que las palabras queman en mi garganta —. Ahora, anda a tu habitación.

Estando a tu lado ©Where stories live. Discover now