Dieciocho

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Naruto llamó a casa de Sasuke, esperando que respondiera la asistenta. Afortunadamente la mujer lo reconoció. Le preguntó si podía pasarse por allí para recoger a Kurama y llevárselo a pasear.

En aquel momento se dirigía a la oficina de Sasuke en un coche alquilado, con toallas extendidas sobre el asiento trasero y el suelo en previsión de alguna incidencia por parte del cachorro. Pretendía darle una sorpresa. Dado que él había tenido tantos detalles con el, había decidido tomarse medio día libre y pasarlo en su compañía. Al fin y al cabo, su madre llegaría al día siguiente y el todavía no le había dicho nada al respecto. ¿Cómo reaccionaría cuando se lo dijera?

Encontró un lugar para aparcar justo delante del edificio. Experimentó una punzada de excitación cuando echó un vistazo a la gran cesta de picnic que descansaba en el asiento trasero, con la manta que había traído. Entró con el diminuto Kurama en brazos. La recepcionista se apresuró a saludarlo.

—Buenas tardes, señorito Namikaze. ¿Ha venido a ver al señor Uchiha?

—Sí, pero no le diga que estoy aquí. Quiero darle una sorpresa.

La joven desvió inmediatamente la mirada hacia el pasillo que llevaba a los ascensores, mordiéndose el labio.

—Umm... de acuerdo.

«Extraño», pensó Naruto mientras se dirigía hacia allí. Otra mujer, una pelirosa despampanante, muy alta, estaba esperando también.

—Qué cachorro más precioso... —comentó la mujer cuando entraron a la vez en el ascensor—. ¿Cómo se llama?

—Kurama —pulsó el botón de la cuarta planta—. Me lo regaló mi novio. He venido con el perrito para darle una sorpresa e invitarlo a comer fuera.

Segundos después se abrieron las puertas.

—Pero... yo creía que Sai acababa de casarse —dijo la pelirosa, frunciendo el ceño.

Naruto salió con ella del ascensor.

—Sí, se casó el sábado pasado. Yo estoy saliendo con su hermano.

La mujer se lo quedó mirando boquiabierta.

— ¿De veras? Pues yo soy su esposa.

Naruto agarró con fuerza el cachorro, involuntariamente. Tenía que haber oído mal. Aquella mujer le engañaba.

— ¿Y dices que Sasuke te compró el perro? Curioso, él siempre decía que no quería animales en su casa. Todavía no me has dicho tu nombre...

Naruto no estaba dispuesto a demostrar ninguna emoción y dejar así que aquella mujer se le impusiera.

—Si me disculpa... —musitó, ignorando la pregunta a propósito.

Pero justo cuando se volvía para marcharse, la mujer le tocó un brazo.

—Necesito verlo antes que tú, perdona. Pienso entrar yo primero.

Por el rabillo del ojo, Naruto vio a Sasuke avanzando por el pasillo. Y la ex lo descubrió al mismo tiempo, también. Los dos se lo quedaron mirando mientras seguía avanzando, concentrado en el documento que sostenía en las manos.

—Sasuke.

Naruto se quedó detrás mientras la ex se acercaba a él.

—Sakura —se detuvo, y mirando luego por encima del hombro de la pelirosa, lo descubrió a el—. ¿Naru? ¿Qué está pasando aquí?

Se encogió de hombros, dejando que Sasuke le dijera lo que tuviera que decirle. No tenía ninguna intención de interrumpir la escena. Ver la reacción de Sasuke con su ex le daría una idea exacta de sus verdaderos sentimientos... de los cuales no había dudado hasta ahora.

Sasuke, sexy, rico y solteroWhere stories live. Discover now