Capítulo 19: Barbie tenía razón

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"El amor son emociones, y cuando uno se enamora puede descubrir cosas de los otros que no conocía"

(Las chicas del cable)


Viernes 13 de Noviembre del 2015

—Hola, guapura.

—Cat, que bueno verte —saludó Giovanni, acercándose para darle un beso en la mejilla, sin poder ocultar su cara de sorpresa al verla en el departamento de Eneas. No es como si fuera algo inimaginable, pero no esperaba encontrarse con ella. Gio se rascó la nuca y finalmente preguntó—: ¿Sabes algo de Melina?

—Que vigilante resultó ser el presidentito —Ambos rieron ante al apodo que utilizaba Norma con él—. Supongo que debe de estar con Bar, yo me cansé de ambas, así que me vine con Eneas que es menos complicado y me hace reír.

—¿Ocurrió algo?

—Lo que ya sabes.

Giovanni asintió, porque mejor que nadie, era el que sufría las consecuencias de la llegada de Bárbara Farrino a Madrid. Por un lado, estaba su novio, que a cualquier costo quería hacer negocios en caso de que él fuera electo como presidente; por otro lado, el punto que más inquieto lo mantenía, era que la psicóloga no dudaba en hablar mal de él a Melina. Desde la llegada el lunes de Barbie, porque habían adelantado su arribo a la ciudad, no sabía nada de Melina. No entendía qué sucedía, pero estaba seguro que la psicóloga tenía algo que ver, y eso lo frustraba. Trataba de no presionar a Melina, no la buscaba ni le hablaba, esperando que fuese ella quien volviera a retomar el contacto.

—Desde que Bárbara llegó, Melina no me habla y yo no quiero presionarla.

—Bar no es mala chica, Gio —aclaró Catalina, porque quizás podía parecer que así fuera con sus actitudes, pero Barbie no era una perra o al menos no siempre. Sí tenía actitudes cuestionables, pero todas partían desde el amor, quizás no sabía manejarse como debía—. Solo que es... podríamos decir que es algo guardaespaldas en temas de amor con Melina. Ambas la vimos sufrir mucho en el pasado y no queremos que vuelva a tocar fondo —Eso llamó la atención de Giovanni, pero no preguntó, porque quería que fuera Melina quien se abriera ante él—. Y quizás con todos los rumores que se dicen de ti, desconfía de tus intenciones con Mey, es solo eso.

—Pero tú no eres así.

—Porque yo sé que si tú quisieras hacer tu vida o verte con otra mujer, estarías en todo tu derecho —Giovanni arqueó una ceja—. Estás soltero, no tienes ningún compromiso con Melina. ¡Joder! Somos adultos, si estamos solteros, ¿a quién le debemos fidelidad?

—Coincido.

—También comprendo que hay códigos que tienes con Mey sobre no frecuentar a otras personas —Él asintió—. Pero... ¡cada uno puede hacer lo que quiera! Es decir, si quisieras estar con otra mujer, estarías y ella no te importaría en lo más mínimo. Si queremos fidelidad tendríamos que casarnos, ¿no crees? Aunque el pasar por el altar tampoco es una garantía de nada.

—Bueno, no creo que sea tan así.

—Somos adultos, Giovanni. Cada cual está en el lugar que quiere estar y sabe lo que puede perder o ganar con sus acciones.

—Eso es verdad. Pero Melina me importa, y aunque me frustre muchas veces con sus mambos mentales, es especial para mí.

—Lo sé —admitió Cat, mientras se miraba las uñas—. Espero que Mey no se deje enroscar mucho por Bar.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Barbie sabe mejor que nadie manejar la mente de las personas y conoce a Melina como si fuera su madre, de una forma u otra, sabe qué hilos mover, ¿entiendes?

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