- : veinticuatro : -

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corrí hacia Lucy y salté a su espalda, sintiendo cómo ella me tomaba de los muslos luego de notar que era yo. sonreí y besé su mejilla, ya no me importaba mantener nuestra relación en secreto. Lucy era mi novia y quería demostrárselo a todo el mundo.

— hola lindura. – saludó y yo le sonreí, antes de que comenzara a caminar hacia nuestra siguiente clase.

— no quiero ir a clase. – dije, mientras apoyaba mi barbilla en su cabeza. ella sonrió.

— no se supone que tú seas la que dice esas cosas. – yo alcé una de mis cejas.

— ¿y por qué no?

— porque tú eres la pasiva, la niña que hace todo bien y nunca se ha saltado una clase. – dijo y yo solté un pequeño chillido, fingiendo estar ofendida.

— ¿y si te digo que nos escapemos para volver a ese asombroso lugar dónde me llevaste a comer cupcakes? – pregunté y ella le dio un pequeño apretón a mis hombros.

— por primera vez, concuerdo con mi novia. – rodé los ojos ante su dramático tono. aunque no era la primera vez. – vamos a ir, lindura. sólo debemos escondernos en los baños hasta que la campana suene, luego saldremos y todo irá genial.

— ¿no harás cosas pervertidas, verdad? – pregunté y ella soltó un "pff".

— ¿yo? pero si soy un pan de dios.

— :: —

lo único que lograba oírse dentro del cubículo del baño eran nuestros pequeños jadeos y agitadas respiraciones. puesto que yo estaba besando el cuello de Lucy, sentada en su regazo y mientras ella comenzaba a subir sus manos lentamente hacia mis pechos, por dentro de la blusa.

claro que no, no estamos haciendo cosas pervertidas. para nada. nada que ver, por supuesto que no.

la campana sonó y me separé de ella por más que no quisiera. Lucy soltó un bufido al verme.

— era hasta que la campana sonara, ya tenemos que irnos. – dije y ella rodó los ojos, antes de salir del cubículo junto a mí, para luego salir de la escuela y dirigirnos hacia su auto.

— eres mala, ¿lo sabes, no? – habló ella, mientras abría la puerta de su auto. yo abroché mi cinturón.

pff, ¿yo? pero si soy un pan de dios. – repetí sus palabras y Lucy sonrió, antes de tomarme de las mejillas y unir nuestros labios en un desesperado beso, del cual me separé al notar que aún no había encendido el auto.

— ey, cupcakes, cita, café. vámonos, cariño. – hablé y ella sólo sonrió, antes de encender su auto y comenzar a conducir hacia ese café dónde Lucy había comprado el "enamorados" sólo porque tenía descuento.

reí ante los recuerdos, apoyando mi cabeza en el respaldo del asiento antes de mirarla de reojo y sonreír al notar que estaba siendo observada por Lucy de igual manera.

ella estacionó su auto y volvimos a bajar de éste, antes de dirigirnos al lugar. ésta vez, al contrario de la anterior, pidió un helado compartido y dos barras de chocolate. nos sentamos en el exterior y comenzamos a comer nuestro helado.

— ¿recuerdas la primera vez? – preguntó y yo alcé una ceja. – que te traje aquí, compré el "enamorados" y te dije que era sólo por un descuento.

— ajá. – respondí, llevando una cucharada de helado de fresa a mis labios.

— pues era mentira. – alcé una de mis cejas y ella se encogió de hombros. – en realidad, era el más caro. sólo quería ver si captabas la indirecta. – rodé los ojos.

— claramente, la inocente Ava no lo hizo. – suspiré y tomé su cuchara, llevando helado a la boca de Lucy y teniendo la intención de callarla.

— calla y come el helado o se derretirá. ella asintió, alzando sus manos antes de continuar comiendo el helado que ambas habíamos comprado. puesto que yo no dejaría que Lucy comprara algo por sí sola o viceversa.

resulta que pasamos el resto del día fuera, ella me dejó en mi casa en el momento justo cuándo se suponía que debía quedarme. pero antes de eso, Lucy detuvo su auto en un estacionamiento, subiendo los vidrios y mirándome, desabrochando su cinturón de seguridad.

— ¿qué haces? – pregunté y ella sonrió, antes de desabrochar mi cinturón también y tomarme de la cintura, haciendo que me sentara en su regazo.

— después de toda cita, hay una sesión de besuqueos, ¿verdad? – yo mordí mi labio inferior, antes de comenzar a besarla.

lindura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora