Capítulo Dieciocho: Citas

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—¿A dónde van? —pregunta Judah, confundido.

—Voy a ayudar a mamá a arreglarse para su cita con papá Matthew —responde por mí la pequeña —. ¿Quieres sugerir unos vestidos? —cuestiona con sorna, sabiendo que aquello provocará a su padre.

—Mejor estaré aquí viendo televisión —se limita a responder su padre, su rostro tratando de ocultar cada una de sus emociones.

Le echo una última mirada al padre de mi hija cuando cree que se encuentra solo en la sala, apreciando como su mandíbula se tensa, provocando que las venas de su cuello se marquen gracias al enojo. Maldice en voz baja pensando para sí mismo, mis labios liberando un suspiro. Batallo en contra de mis ganas de ir hacia él y decirle que no tiene por qué sentir celos, que no tiene que temer perderme porque todavía me tiene colgando en sus manos a pesar de que lucho todos los días por soltarme de su fuerte agarre.

Mi pequeña leona entra emocionada a mi habitación y corre directa hacia el gran armario que poseo, empezando a pasearse por él mientras busca entre los múltiples vestidos que tengo, haciendo comentarios sobre los colores favoritos de Matthew, dándome su opinión. 

—De hecho, estaba pensando en utilizar este —le digo, acercándome a uno de los estantes. Descuelgo la prenda gris —. Papá Matthew la compró el mismo hace unos meses y no tuve la oportunidad de usarla. 

—No te quitará los ojos de encima —me asegura, provocando que ría —. Papá Matthew aun te ama, mamita. Yo sé que aún lo quieres, ¿por qué no darte una nueva oportunidad con él?  

—Papá Matthew y yo nos amamos mucho —admito, dándole la razón.

—Y ambos tienen muchas cosas en común —agrega con una sonrisa en sus labios —. Siempre he pensado que cuando ustedes se miran hay una gran conexión. Es lo mismo que veo con papá —murmura.

—Mariposa, Judah y yo tenemos una historia complicada. Pero te prometo que haremos todo lo posible para llevarnos bien solo por ti —le aseguro, acariciando su cabello.

—Dale una lección, mamá —me pide en un susurro, a lo que mi ceño se frunce —. Enséñale que no siempre estarás esperando a que se decida por ti, que ahora es él quien tiene que luchar si de verdad te ama.

Las palabras se quedan atoradas en mi garganta al escuchar a mi hija decirme aquello con tanta seguridad y confianza. Me sorprende que me pida alejarme de él, ya que cualquier otro niño en su lugar hubiese pedido que no dejase de luchar por su padre, pero ella no está pensando en sí misma, sino en lo que es mejor para mí. Rodeo su cuerpo con mis brazos susurrándole lo mucho que la amo, ella repitiendo lo mismo mientras me abraza fuertemente, haciéndome saber que se encuentra a mi lado.

—Hora de ayudar a mamá a ponerse linda para papá Matthew —le digo en broma, ella rodando los ojos al mismo tiempo que ríe.

—Tú ya eres linda, mamá —me asegura, haciéndome sonreír.

Cierra la puerta del armario mientras yo me deshago de las prendas que llevo puesta. Después de escoger un bonito conjunto de lencería negra, coloco el vestido gris sobre mi cuerpo, admirando como la tela se pega a mi cuerpo marcando mis curvas. Sonrío al pensar que Matthew sabe cada uno de mis gustos en ropa. La prenda es corta pero elegante, el cruce hasta el cuello dándole un toque romántico.

Me siento en el sofá ubicado delante del espejo para empezar a maquillarme, mi pequeña mariposa empezando a hacer su trabajo con mi cabello, recogiéndolo en un moño desordenado, unos cuantos mechones dorados cayendo por los lados. Lo sujeta con ganchos dorados que se pierden en mi melena gracias al color. 

Estando a tu lado ©Where stories live. Discover now