Momentos de Confusión

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Cuando era una niña, pensé que las cosas malas eran obra de monstruos y villanos que atormentaban los buenos deseos. Siempre pensé que, a las personas buenas, solo buenas cosas le ocurrían... y luego crecí.

— Tierra llamando a Sophie —la voz cantarina de Amy suele ser mi despertador cuando las clases se comenzaban a poner un poco más aburridas que de costumbre.

Finalmente había llegado mi último año escolar y yo honestamente solo deseaba que algo ocurriese con el tiempo del mundo y todo se congelara, al menos en mi.

—Déjala, sabes que nada la despierta cuando se va a dar sus paseos mentales —escuché detrás de nosotras la forma profunda en la que Quill suele hablar siempre.

—Estoy despierta, de acuerdo, solo no quiero prestar atención —le respondí volviéndome hacia él quien junto a un guiño me dijo que hiciera silencio.

Finalmente estamos más cerca de graduarnos y salir de aquí. No es que la Academia San Adrien tenga algo malo, es solo que como buena adolescente tengo el impulso de decir que deseo terminar la escuela de una buena vez.

—Ahora, cada uno vendrá al frente y se presentará. Ya sé que ustedes se conocen, pero yo no a ustedes y para eso es que necesito que lo hagan. Ahora, sin más demora, ¿algún voluntario? —la clase se mantiene en silencio ante las palabras de la nueva profesora de francés —Si no tenemos voluntarios, tendré que proceder a un sistema distinto, dedocráticamente.

Las personas a mi alrededor continúan sin decir una sola palabra. ¡Por amor a Dios, solo es decir como te llamas, donde vives y listo!

» De acuerdo, en ese caso... —la profesora inspecciona su lista y comienza a subir y bajar su dedo por el papel hasta que este se detiene en un lugar en medio — ¿Sophie Mason?

Y mi suerte no puede ser peor...

Me levanto de mi asiento bajando el dobladillo de mi falda y cerrando el botón central de mi saco antes de voltearme ante la mirada atenta de todos mis compañeros de clase.

Bonjour,señorita Mason, por favor — me invita a hablar la profesora, pero por alguna razón, no se que decir.

—Mi nombre es Sophie Mason, tengo diecisiete años y... la verdad no sé que más quiere saber —respondo ganándome una sonrisa de parte de la profesora quien comienza a decirme que diga lo que quiera, lo que me gusta hacer o lo que quiero para mi futuro —. Me gusta ver películas de acción y leer libros sobre crimen y misterio.

— ¿Sabes a qué universidad quieres ir? ¿Tienes algún plan para cuando te gradúes? — ¿por qué todos los maestros están tan empeñados en querer saber si tengo alguna idea sobre lo que quiero hacer con mi vida? ¡No lo sé!

—Estoy analizándolo aún.

—Muchas gracias, señorita Mason —y así me voy directo a mi escritorio a ver pasar al resto de la clase decir exactamente lo mismo que yo con algunas variaciones en los pasatiempos.

Al terminar la tortura, Amy y Quill me acompañan hasta mi casillero y empiezan a decir lo mucho que necesitaban inscribirse en los cursos de preparación para las pruebas del SAT y ACT. Ambos tienen expectativas realmente altas con respecto a su futuro y realmente siento envidia de ellos. Yo ni siquiera tengo idea de que podría hacer, o si de ir o no a la universidad... estoy estancada.

—Hay un grupo de estudio después de clases todos los lunes. Hay chicos de todos los niveles y hay un tutor para nosotros. ¿Te unes, Soph? —pregunta Quill esperando mi respuesta, pero mi cabeza está en otra parte por completo... porque élestá al otro lado del pasillo.

Sophie, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora