Lo deje pasar (por tercera vez) , lo dejo ser (como siempre). Despedir mi tristeza, invitar a la bronca (sucesivamente) y cada respiración plagada de inseguridad sigue formando un mismo rompecabezas en mi cabeza, el mismo trazo en mis sábanas, las mismas constelaciones en el cielo. Pobre aquel que tenga que resguardarme de mí misma, escuchar mi música triste o mojarse en mi lluvia, abrazarme mientras los truenos acechan o deba peinarme en mis discursos hacia la insuficiencias, pobre de aquel que apaga las luces y no me encuentra más, pobre aquel que decida cargar con años de exclusión y restos de un reino que algún día fue precioso, de un corazón que alguna vez creyó amarlo todo. Pero es que a veces no queda lugar que intoxicar, y las cosas se rompen en cámara lenta remarcando lo que no van a volver a ser, los espacios se terminan de oscurecer , y las cosas se terminan de desmoronar, no queda amor en el kit de emergencias, ni un lugar cómodo en la cama, ningún silbato de ayuda debajo de la almohada, ni la energía en el estante, ni soluciones que escuchar, pieles en las que ampollarse u ojos que suplicar. Solo reproches internos, sentimientos desangrandose y susurros rotos, el sostén carga con las sobras de seguridad de ayer, y demonios íntimos empujan a la vida fuera de mi, los apegos a malas costumbres trazan mi figura, malas miradas nacidas en el espejo me acusan, pensamientos homicidas y suposiciones teñidas de frustración y violencia provenientes de mi propia esencia, de mi propia piel, de mis poros, de mi misma, soy mi propio veneno surgido de una rosa que algún día se sentía, de forma modesta, especial.
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hace tiempo quería publicar este, me costó encontrarlo y acá esta, al fin inmortalizado.
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