Prólogo.

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La luz del baño era tenue, pero aun así Samuel era capaz de sentirla junto al calor que emanaba de su cuerpo; estaba hiper-sensible, incluso podía distinguir de forma incómoda como el aire y su propia ropa rozaba contra el. En un estado como ese no era capaz ni de mantenerse en pie.

Sollozaba en silencio temeroso de todo lo que podría ocurrir en ese momento. Tenía miedo.

Miedo de que alguien decidiese usar el baño durante el receso, miedo de que ese alguien fuese algo más que un Beta, miedo de lo que podría llegar a pasar y...miedo de disfrutarlo.

Solo trataba de sacar su teléfono del bolsillo de su pantalón, pero parecía algo imposible. Su coordinación había decidido irse y sus manos sudorosas no eran de ayuda para nada.

Un segundo...dos...tres...

Aquellos segundos parecían infinitos hasta que lo logro sacar. En la oscura pantalla de su celular vio la imagen que juró en su vida nunca mostrar:

Su cabello negro desordenado por la cantidad de veces que había pasado su mano por el, piel almendra perlada por el sudor, sus ojos dorados normalmente serios abiertos con pequeñas lágrimas haciendo surcos en sus mejillas y un potente rubor que podía fácilmente llegar hasta sus orejas.

Con todo el empeño que tenía, encendió su teléfono y fue directo al apartado de llamadas. No lo tuvo que pensarlo dos veces, llamaría al único Omega que conocía.

Su padre.

"—¿Sammie?¿Qué pasa? Estoy trabajando." —Su voz era serena y de cierta forma, le regañaba.

—P...papá...—Tras haber intentado permanecer en silencio todo ese tiempo, sus palabras salían con dificultad entre suspiros pesados.

"—...Samue-"

—Ayúdame, a-ayúdame por favo- nhg...! —Sin quererlo ni buscarlo, soltó un patético gemido tras sentir una especie de corriente por su columna.

"—No puede ser..."

Samuel pensó, amargamente, que hacía mucho tiempo que no escuchaba ese tono de voz en su padre, y lo culpable que se sentía por hacerlo usar de nuevo; miedo, preocupación, todo aquello que no le gustaba ver en el.

"—Sammie, cariño, voy para allá, okay? Estarás bien, dónde estás?"

—M-me encerré en el baño...

"—Oh, bien, eso está bien por ahora. Cierra muy bien, voy para alla. Toma tu corbata y atala alrededor de tu cuello, estaré allí enseguida cariño, te lo prometo."

"Toma tu corbata y atala alrededor de tu cuello", lo más horrible de todo para él era darse cuenta de que su padre le hablaba desde la experiencia, de haber vivido esas situaciones demasiadas veces. Eso le enfermaba aún más, ya que recordaba que eso era ser un Omega.

Su padre aún no había colgado, y podía escuchar de fondo como hablaba con su voz sería a los demás, seguramente justificando que se iba a ir, o dejándole algo a alguien, no lo sabía. Su cuerpo se sentía cada vez más húmedo, cada vez más sensible. No quería enfocarse en nada más que en las palabras que salían del celular para pensar que no estaba en ese lugar, en ese momento.

"—Sammie, cariño, voy para allá, pero tengo que colgar, okay? Ya estoy en el au-"

—No quiero que me marquen...

Su padre se quedó congelado. Esas palabras no habían salido con un gemido o jadeos, tampoco tartamudeando. Esas palabras fueron agudas y grabadas no producto del celo, sino del llanto de Samuel. Había comenzado a llorar en silencio tras decir aquello, y su padre del otro lado sintió sus ojos humedecer. Su pequeño estaba lejos de el, llorando y desprotegido.

Mi Chica - Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora