11a hoja

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El chico de cabellos oscuros y largos realizaba su cometido a sabiendas de que debería afrontar una vida de mal augurio por consecuente. Estaba dispuesto a ello.

Aceptó ser considerado un traidor por ambos bandos del conflicto, para cualquiera de ellos siempre pertenecía al contrario.

La verdad era que cumpliría las órdenes del Hokage antes que las de su padre y líder del clan, Fugaku.

En las reuniones Uchiha se sentía sucio, pues luego confesaría esa información a los altos mandos de Konoha. Pero todo lo hacia por una aldea mejor. Ya que no se puede vivir bien si no hay convivencia. Deberían encontrar una solución para frenar el golpe de estado que los Uchiha estaban planeando.

Y lo que más le preocupaba; no poder salvar a Sasuke y avisar a sus amigos a tiempo.

(...)

—Así que te gustan los dangos. Creo que Itachi y tú deberíais ir juntos a comerlos. —dijo sonriente.

—¿A Itachi le gustan los dangos? Ese baka...nunca me lo dijo..

—Quizás porque él tampoco sabe que a ti también te gustan.

—Tienes razón. A la vuelta le convenceré de ir por unos, tú también puedes venir Shisui.

Estaban cerca de la frontera con el País de las Olas. Habían parado a comer algo y a acumular fuerzas antes de la batalla.

—Claro, sólo si usted me lo permite, señorita Sarutobi. —si algo había descubierto el pelinegro que le hacía gracia, era como fastidiar a su compañera. Obviamente en broma.

—Shi-zuiii. —se quejó con las mejillas hinchadas, causando la risa del azabache. —Señorito Uchiha, a lo mejor prefiere que le patee el trasero en un combate. —le retó obteniendo una respuesta divertida y que no dejaba de ser afirmativa.

Su conversación vacilona se interrumpió debido a que Lea percibió una banda de shinobis acercarse.

—Parece que vamos a tener que dejarla para otra ocasión.

En efecto, shinobis de Kirigakure se mostraron ante ellos dispuestos a introducirse en el país de Fuego.

—Alto ahí. No tenéis permiso para entrar en el país. El Hokage no dio el aviso de ninguna banda de Kiri que se disponiese a entrar. —pronunció alto y claro la chica.

—Ao-san, percibo un chakra muy especial emanando del chico. Es un Uchiha. —el chico sensor del grupo habló. Shisui y Lea se pusieron en guardia.

—¿Quién eres? —el mencionado inquirió.

—Soy Uchiha Shisui y ella es Sarutobi Lea, y mejor será que volváis a vuestra aldea. —Shisui nunca abandonó el tono amable en su voz a pesar de ser una amenaza.

—Unos niños no nos frenarán.

Estaban dispuestos a atacarles, aunque no lo consiguieron. A su lado, Shisui había activado su Mangekyo Sharingan. Y era la primera vez que veía uno. A sus ojos parecía asombroso.

Su flujo de chakra había duplicado su intensidad, haciéndolo más poderoso.

—¿Qué les está- —quejidos de dolor y lamentos la callaron.

—Es un genjutsu, una técnica ilusoria. Experimentan dolor psíquicamente. Es la maldición de estos ojos.

El aura de él había cambiado dejando atrás su apariencia divertida y despreocupada.

Pronto los enemigos recuperaron su movimiento corporal y aturdidos caminaron hacia atrás.

—No quiero luchar. Así que será mejor que os marcheis. Ya sabéis de lo que soy capaz. —en realidad odiaba asesinar y prefería resolver los conflictos dialogando.

—Tú, Uchiha Shisui... Te recordaré... —el tal Ao declaró aún recuperando el aliento luego de haber sido sumergido en una pesadilla a su parecer. — ¡Chicos, retirada!

De uno en uno regresaron por el camino por el que vinieron. Ao se prometió nunca olvidar a ese muchacho. Su chakra era tan especial...pudo sentirlo con tan solo acercarse a él.

—Vaya Shisui, ¡eres increíble! No te ha hecho falta mover un dedo para derrotarles.

—Gracias Lea, pero no es para tanto.. Prefiero dialogar antes que luchar, ya lo sabes. —posó una mano en su nuca en un acto de vergüenza. Pronto sus mejillas se sonrojarían si ella lo complementaba más.

—Modesto.. Espero que cuando nos enfrentemos también utilices todas tus técnicas secretas.

«Uchiha Shisui. Vaya hombre. Siento como que lo nombro unas ochenta veces al día pero es que cada día me sorprende más y para bien.

Hoy vi su Mangekyo y se ve bastante fuerte, aunque en la misión a Ame no lo utilizó. ¿Cuántos secretos más tendrás guardados, Uchiha?

Su tiempo en la frontera con el país de las Olas había acabado y se dirigirían al sureste, bordeando su país para terminar en el norte.

En la cabeza de Lea, nuevas situaciones aparecían. Se encontraba a sí misma pensando en el momento de la batalla, cómo su compañero observaba con su mirada afilada y rojiza a los de Kiri. Los comparaba con sus verdaderos ojos profundos de color azabache que a su lado estaban pendientes de ver el camino, haciéndole lucir concentrado. De alguna forma lucía.. ¿apuesto?

Sacudió su cabeza para deshacerse del rumbo que estaban tomando sus pensamientos.

Mientras tanto, el Uchiha divagaba sobre la pelinegra. ¿Qué les estaba pasando? No podía dejar de mirar de reojo a esa chica que lo acompañaba y que había mostrado tanto interés en entenderlo y no juzgarlo como la mayoría hacía.

De vez en cuando regresaba la mirada a él y lo encontré mirando. En el momento que nuestras miradas conectaron, mis mejillas ardieron. ¿El por qué? No lo sabía. Pero me hacía sentir vulnerable frente a Shisui, y era lo que menos se esperaba de mí en mitad de una misión.

Definitivamente, necesitaría salir más a menudo con chicos. Los encantos Uchiha eran peligrosos para alguien que no se había nunca con gente del sexo masculino que no fueran su hermano y padre, o incluso su sensei o líderes de grupos.

Pero ninguno era un amigo ni tuvo tanta cercanía con él, y quizás era eso lo que me confundía.»

Durante todos los kilómetros que les esperaban, ninguno esperaba que tendrían que afrontar otro tipo de problemas que no envolvían a shinobi ni a batallas.

Lo que nunca te dije ↠ u.shisuiWhere stories live. Discover now