18. No es cosa de pubertos

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Puños golpean la puerta repetidas veces y la bloqueo con mi cuerpo en un intento de impedir que mi padre la abra. 

— Debe ser el de las tortillas — digo casi a modo de súplica. 

— Jasper, ¿qué pasa contigo? 

— ¡Nada! 

— ¿Cuál es tu problema? — abre abruptamente la puerta, aplastándome entre esta y la pared —Hola, chicos. ¿Buscan a Jasper? 

— Sí — responden tres voces. 

Papá mueve la puerta para que yo pueda salir y niego rápidamente con la cabeza para que diga que no estoy. 

— Dice que no quiere verlos — papá frunce el ceño, y luego me pregunta a mí: — ¿Tampoco a Roy? 

Choco mi palma con mi frente. Antes, mi papá era el mejor cómplice. 

Salgo de mi escondite y me enfrento a los chicos: 

— Roy, espérame en mi cuarto; Will, te hablo más tarde. Quentin, a un metro de mí. Papá, puedes retirarte. 

Para mi sorpresa, todos hacen lo que les digo sin reprochar. Me siento ridícula porque no me dio tiempo de terminar de cambiarme cuando escuché la puerta, así que tengo mi vestido y debajo mi pantalón de pijama de los Looney Tunes. 

Una vez que todos desaparecen, Quentin hace ademán de hablar, pero lo interrumpo tan rápido que yo misma me sorprendo de que ya tuviera la respuesta perfecta: 

  — Es sólo una ilusión, Quentin. Crees que te gusto porque así se supone que debe ser según... — él no lo entendería — no importa.  Sólo estás confundido y olvidaste que tu pasatiempo favorito desde nuestra niñez es hacerme la vida imposible. 

 — Primero déjame hablar — pide. 

— No. Escúchame. No quiero que las cosas se pongan incómodas entre nosotros, porque ambos necesitamos odiarnos. Además, tú me llevas a la escuela.  Pero créeme, el Quentin normal preferiría comer popó de gallina antes que besarme. De hecho, cualquiera preferiría hacerlo, y quiero que lo recuerdes; se supone que tú eres quien me dice este tipo de cosas. 

 — Bugs...— da un paso hacia mí y carraspea —Jasper. Tu piel es del color de la popó de gallina. 

  — ¿Alguna vez la has visto?

— No. 

— Es verdosa, gran genio. ¡¿Acaso te parezco color verde?! 

—¡Creía que era cafecita!   

Quentin ríe al principio, pero su risa se va extinguiendo poco a poco hasta quedar en una pequeña mueca de tristeza, con sus ojos fijos en los míos.

— No quiero que dejemos de ser némesis — digo —. Creo que no podríamos ser de otra forma. 

—Claro... —su garganta tiembla y me siento terrible. Me gusta ser yo quien lo hace sentir mal, pero no de esta forma — Sólo dime una cosa. Si no sientes lo mismo, ¿por qué me besaste también? 

Su pregunta me toma por sorpresa y me hallo expuesta, pues es precisamente lo que he intentado descifrar desde entonces. 

—No lo sé — confieso tocando la parte interna de mi codo —. Tal vez quería que pasara. 

—¿Entonces?

—No puedo retractarme, Quentin. Por ahora, no puede ser. 

—¿Por ahora? Me confundes. 

¿Y si Wattpad Fuera un Chico?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora