Capítulo 7

1.4K 171 33
                                    

Bien, supongo que no podía esperar menos de ellos. Ninguno de los chicos desea dirigirme la palabra, y T.J. cada ves que me ve no pierde la oportunidad de golpearme cuando pasa junto a mí con su hombro... transformado. Me molesta y deseo golpearlo, pero no puedo buscar más pleitos; además, admito que me merezco cada golpe y más. Louis directamente no me dirige la palabra, lo cual se ha vuelto tan incómodo de soportar que prefiero ir a mi habitación para dormir tarde con tal de no tener que soportar su mala voluntad. Yo sé que en realidad su molestia no se debe tanto por Coraline en sí, sino que hay algo más. Es probable que Leila le haya dicho muchas cosas que sobre mí que lo traen así. Y Damien... bueno, él no me demuestra que está molesto de alguna forma conmigo pero yo sé que tampoco está muy feliz. Últimamente lo he visto demasiado tenso y algo me dice que eso se debe a que Alberto últimamente lo ha estado agobiando...

He dejado de ir al comedor ya sea para desayunar o comer porque no puedo soportar la mirada de todos sobre mí. Katty se encarga de acercarme algo de comer y beber de ves en cuando. Posiblemente podrían ser solo ideas mías y nadie me observa en realidad, pero mi conciencia me tortura y tengo esa desagradable sensación constantemente. Siento culpa, demasiada; pero también siento que no puedo soportar ni un segundo más con ella porque...

Últimamente he estado teniendo desagradables pesadillas y he llegado a perder el sueño por esa razón. No es que me afecte en realidad, ya que de por sí cuando debía cumplir mis deberes trabajando en La Cueva apenas tenía la oportunidad de descansar; estoy acostumbrado. Todas mis pesadillas son exactamente iguales y desagradables. Coraline está en todas ellas, al igual que Zack...

Creo que solamente podré vivir y descansar en paz el día que ese maldito imbécil esté muerto; y si tengo el agradable placer, me gustaría asesinarlo yo mismo.

Yo me encontraba encerrado nuevamente en aquella pequeña oficina repleta de registros y documentos que leer y organizar, cuando de repente la puerta se abrió de golpe y Gemma entró rápidamente con paso firme hacia mí. Ya han pasado más de dos meses que ella no volvía a la Resistencia porque ha estado cumpliendo con su deber, el importante deber que El Cuerpo les ha otorgado a ella y a un pequeño grupo se chicos con experiencia, de investigar en otros países y supervisar. No sé qué, pero tampoco me importa averiguarlo.

Cuando ella llegó a estar frente a mí, en ligar de darme un beso o un abrazo como saludo, me dio un fuerte golpe en el hombro.

— ¡¿Qué diablos sucede contigo?! –me gritó mi tierna y dulce hermana mayor. Yo solamente hice una pequeña mueca de dolor y continué con mi trabajo sin responder. Eso la desesperaba terriblemente, así que me tomó fuertemente del brazo y me obligó a mirarla a los ojos.– ¿Porqué te haces esto, Edd? Luces terrible.

— Solamente me siento agotado, Gemma. –retiré su mano de mi rostro e intenté alejarme porque tampoco puedo soportar mirarla a la cara; pero de todas formas ella insistió en obligarme a mirar, y por eso tomó mi rostro entre sus manos.

— Este no eres tú. Los chicos me lo contaron todo y cuando oí la parte de que tú habías renunciado... No pude creerlo. Yo sé que tú no amas a Katty y tampoco eres capaz de rechazar a todos tus amigos por ella. Tú tienes algo y yo lo sé. Soy tu hermana y exijo hablar al respecto.

— Yo no tengo porqué dar explicaciones de nada a nadie, y mucho menos a ti Gemma. –respondí de mala gana.– Eres mi hermana y te amo, pero eso no te da el derecho a meterte en mi vida. Katty... Ella es una buena chica y merece el mismo respeto que alguna ves todos sintieron por Coraline de vuestra parte, tanto de ti como de los demás.

— No te estás oyendo hablar. Tú no dices esas cosas, Edmund. Y yo sí tengo el derecho al igual que los demás, porque somos tus amigos y queremos...

Geschraubt 3.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora