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Mía.

¿Cómo había podido ser parte de un asesinato? ¿Por qué no dejé que el hombre me sacara de esta pesadilla?

El camino a casa fue lo peor, subimos a la camioneta, dentro, JK me dijo que no tenía de qué preocuparme, posó su mano en mi rodilla y yo asentí.

Me daba asco.
Me daba asco a mi misma por haber sido partícipe de tan atroz muerte pero es que aunque hubiera dejado que el hombre me salvara hay algo en mi que esta siendo feliz con Jungkook.

...

Llegamos al apartamento, encendí el televisor mientras preparaba la leche caliente de Jiminie, Jungkook dejó sus cosas en el sofá.

—Mi amor —Dijo despojándose de sus zapatos —Me daré un baño, tengo sangre por doquier, asentí y el me dedicó una sonrisa mientras jugueteaba un poco con nuestro hijo.

Puse el canal de noticias, habían anunciado que hablarían del "Asesino de Japón".

Buenas noches, audiencia.
Esta noche no es nada agradable y es que han aumentado el número de feminicidios en las calles de Japón.

El día de hoy nos acompaña la psicóloga Yumeko quien ha estudiado al susodicho por medio de sus asesinados.

—Buenas noches, les hablaré un poco sobre el asesino.
Puedo decirles muchas cosas de él, sin embargo, son meras especulaciones, por ejemplo, la otra noche en la escena del crimen, al asesino se le cayó su reloj, uno muy caro por cierto, así que podríamos decir que él tiene dinero o una buena posición económica, además, el reloj es único modelo, pues como este no hay dos.

La psicóloga acercó a la cámara el dichoso reloj y por alguna extraña razón tenía la sensación de haberlo visto antes, quizás me estoy volviendo loca.

—Ahora, ¿nos podría usted hablar sobre las mujeres a las que él suele asesinar?

—Por supuesto.
Hemos llegado a la conclusión mi equipo y yo de que él asesino mata a jovencitas son características físicas muy parecidas; todas ellas castañas, delgadas, estatura media, pecas en el rostro pero lo más extraño es que el nombre de todas ellas comienzan con "M".

—Vaya y dinos, ¿habrá alguna conexión en todo esto?

—Claro que la hay, estamos seguros que él asesina a todas estas jovencitas porque hay una que quizás pudo haberle hecho daño y el ha generado en él una obsesión.

Salí del trance en el que estaba cuando el celular de Jungkook comenzó a sonar dentro del abrigo. Me acerqué a el y giré para ver si él no venía, no lo vi así que fui directo al baño y pegué mi oreja a la puerta para escuchar si aún seguía en la ducha. Una vez que me cercioré de ello, regresé al sofá y saqué el teléfono, la pantalla decía:
"hermano +a%;+9?"

Escuché la puerta del baño cerrarse y enseguida solté el teléfono y me levanté del sillón lo más rápido que pude.

Jungkook lo sacó de su abrigo pues no dejaba de sonar y atendió la llamada.

—¿Qué dijiste? —Pronto, el color de la cara de JK se empezó a convertir en uno rojo, estaba realmente enojado— ¿¡Cómo se te pudo haber caído!? ¡Eres un completo imbécil!

Conecté mi mirada con la suya, cuando el hizo lo mismo yo agaché la cabeza, me daba miedo. Tomé a Jiminie en brazos y caminé lo más rápido que pude hasta llegar a la habitación.

—Bien bien, iré a Japón —Carraspeó la garganta— La llevaré conmigo.

Seguro estaba hablando de mi.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

—¡Tendré que limpiar el jodido desastre que has hecho! —Pateó una silla del comedor— Eres un idiota.

Colgó la llamada y aunque estuviera en otra habitación, podía escuchar cómo pateaba y arrojaba todo lo que había a su paso, gritaba cosas sin sentido y repetía una y otra vez lo mismo; "Eres un imbécil, hermano".  Algo en mi se estaba moviendo, quería ayudarlo y hacerlo parar, no quería que se lastimara y mucho menos que nos hiciera daño.

Justo cuando salí de la habitación el chocó su puño en la mesa de cristal de la sala, ésta se estrelló por completo y su mano comenzó a sangrar de una manera descomunal.

—Ju-jungkook —Dije tartamuda y en un susurro que a penas pude escuchar yo.

Me acerqué a el y toqué un poco su hombro, mi tacto pareció quemarle la piel, se quitó de una manera brusca y rápida. Se fue al baño a paso rápido, yo iba detrás de él y cuando entró me cerró la puerta en la cara.
No podía dejarle así, fui por un botiquín y abrí la puerta despacio, él se encontraba enjuagando la herida.

—Jungkook, déjamelo a mi —Señalé la herida de la mano, el hizo una mueca de disgusto, no aprobaba que le tocara pero en cuando me fui acercando a él suavizó sus expresiones.

—No tienes que hacer esto. —Su voz tan grave, llena de ira me heló por completo.

—Si no lo hago no dejará de sangrar y habrá infección. —Respondí de la misma manera que él.

—Yo, lo siento, Mía. —Dijo, así, sin más. —No debí, pero es que él- —Se interrumpió así mismo antes de decir algo más —Como sea, no debo darte explicaciones, mañana en la mañana nos vamos a Japón.

...

La mañana había llegado, ya estábamos en el aeropuerto esperando a que nuestro vuelo saliera. Él me tenía tan aferrada a su mano que ni siquiera podía hacer una mirada de auxilio.

Subimos al avión y en menos de dos horas ya nos encontrábamos en un hotel lujoso de Ginza.

—Tengo que salir a hacer un par de cosas. —Alegó, tomó su chaqueta y su maletín.

—¿Tardarás? —Pregunté— No quiero estar todo el día aquí encerrada, Jungkook.

—No saldrás, te conozco y sé que te irás y no quiero perderte otra vez, Mía.

Callé y bajé la mirada, el pareció pensarlo y habló:

—Bien, saldrás pero te quiero aquí a las 4:00, si no estas aquí a esa hora no tendré compasión, mi pequeña Mía.

Tomé la pañalera de Jiminie y mi bolso, Jungkook nos dejaría en las calles de tiendas de ropa, una vez en la camioneta, me dio un fajo de billetes, dijo que hiciera lo que quisiera con el dinero.

Estuvimos yendo de una tienda a otra y de un restaurante a otro, no me había sentido tan libre desde que me secuestró pero no todo era color de rosas pues el tiempo se pasó volando, tomé un taxi y fuimos directo al hotel.

Llegamos, Jungkook ya estaba en la habitación, se había quedado dormido en el sofá, me acerqué a él, se veía tan tierno, tan inocente, le acaricié el rostro y besé su mejilla.

—¿Quién te habrá lastimado tanto, Kookie?

Muy pronto, Mía, sabrás la verdad. —Dijo aún con los ojos cerrados.

ᴇɴ ʟᴏ ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴏ ᴅᴇʟ ʙᴏꜱϙᴜᴇWhere stories live. Discover now