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Y muero entre tus labios, cada vez que, el viento que los roza, decide que es hora de dejar de frecuentar la negra ciudad tus pupilas, y me encandila para volar hasta el ojo del tornado y dormir. Dormir flotando sobre el suelo, para alejarme de ti, sin tratar de nadar contra corriente y descubrir después que, tú, mi querido demonio, empujaste la brisa e hiciste caer la segunda gota.

100 Veces MuertaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon