Querido Tiempo,
Mi madre me contó que cuando me dio a luz, fueron más de ocho horas acostada, con las piernas abiertas y sudando más que el mismo demonio en el centro del infierno.
Según ella fueron las horas más eternas de su vida.
¿Por qué transcurres con tanta calma en tiempos de desesperación? ¡Ah, pero si eres tú quien está pariendo de seguro pasarías volando! ¿No lo crees?
Todo por tu beneficio, todo a favor de ti.
Acabo de descubrir que el tiempo es egoísta, no hay que confiar en él.
Pensativa, confusa y odiándote desde que me parieron,
Victoria.
YOU ARE READING
Querido Tiempo
Humor¿Sabes, Tiempo? Agárrate bien fuerte de esa silla mística donde sea que te encuentres, gira cuantas veces te de la recorcholis gana, porque cuando leas esto, las agujas de tu reloj se van a quedar más petrificadas que la petrificación de las piedra...