CUATRO Y CINCO

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CAPITULO IV: Kalen y Fergal.

Una punzada en el pecho de Lennox, provocó que se despertase.

«Es la culpa, eso es lo que estoy sintiendo»

Se había dormido sobre un peñasco, solo sabía que estaba consumido por los brazos de Morfeo*.

Hacía tres semanas que se había fugado del palacio, tres semanas que fueron bastantes para que La Reina Maeve ordenara por su captura con vida.

Todos en la aldea sabían de su huida; había conseguido un nuevo oficio fregoteando lozas, en tres noches ganó treinta piedras brillantes que podría mercantilizar por veintiún monedas, no era mucho, pero le ajustaban, según sus suposiciones en tres años podría comprarse una chozuela de barro decente pero no podía llegar a eso, puesto que, una noche, dos feligreses de labor intentaron atraparlo.

Había dejado una cuchilla al lado de una enorme pila de platos blancos, sospechosamente valiosos como para pertenecer a una simple cantina, pero quien era Lennox para juzgar, él solo debía realizar su trabajo sin entrometerse, tampoco le incumbían, eran simples observaciones que hacía por mero aburrimiento. Enjabonar y fregar platos no era lo más entretenido, pero era el único empleo que podía conseguir para no exponer su imagen, ahora reconocida.

El ambiente se sentía tenso, dos compañero de trabajo caminaban dando vueltas sobre la cocina en la que el blondo se encontraba.

Uno era calvo y la circunferencia en su estómago era más grande que su altura en general, el otro hombre tenia barba enmarañada y de dudosa higiene. Ambos susurraban entre si dirigiéndole miradas disimuladas a Lennox.

Media hora estuvieron caminando de un lado al otro, el muchacho ya estaba al tanto de lo que ocurría, estaba tan aburrido que esperaba con ansias aquel momento.

Lennox ladeo sus labios, estaba haciendo tiempo de brazos cruzados, se posó en el medio del pequeño lugar y se posiciono recto.

Lennox -Dijo el pequeño hombre, a modo de saludo.

El hombre de gran barba se posó atrás cual guardaespaldas.

Fergal -Saludo dirigiéndose a quien lo saludo, posó a su vista al hombre de más atrás –Kalen.

– ¿Has escuchado los rumores? -La voz de Fergal, era pintoresca a comparación de su terrorífico cuerpo.

–No gozo de tiempo para rumores, soy una persona trabajadora.

Kalen suspiraba mientras negaba, se rascó la nuca con el pulgar y soltó de manera cortada: –A diferencia de ti, nosotros tenemos familia que alimentar.

–Realmente interesante -Lennox se volteó, acto que enfureció solemnemente a Fergal, se estaba entregando fácil, creía.

Lennox se dispuso a fregar un plato más, con tanta calma, como si no entendiera lo que estaba a punto de suceder. Kalen se acercó al lado izquierdo del blondo y lo observó.

– ¿Sabes? Es gracioso, la Reina ofrece... -Dirigió su mirada hacia la cuchilla que Lennox acababa de lavar hacia unos minutos atrás – dos mil monedas brillantes a quien encuentre a un fugitivo de la ley.

–Que miseria -Clamó de repente el rubio.

–No le faltes el respeto a la grandísima -Lanzó Fergal.

–Claro está que no poseen el conocimiento, así que los iluminaré: Dos mil monedas al día es el sueldo de la hija más pequeña de los reyes y es la recompensa. Les están viendo la cara.

Herederos de sangre: La BrechaWhere stories live. Discover now