- Eso seria suficiente -

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Alexander no podía creerlo. Primero Washington nombra a Leé general, luego el desastre de Monmouth donde Lee se cago por completo al ver la desventaja de batalla, el duelo donde pudo haber perdido a Laurens –si Leé le hubiera logrado disparado a John, muy gustosamente, Alexander le revienta la cabeza a punta de balazos, pues las ganas no faltaban–, y ahora era mandando a casa. No había un porque o un buen motivo. Solo fue un "vete a casa, es una orden de tu comandante". No le quedó de otra que tomar sus cosas e irse. Aún quedaba tanto por hacer ¿Es que Washington se volvió loco? ¡El era una pieza importante para la victoria! ¿Que podría ser más importante que la libertad de América como para que Washington le obligara a regresar? ¡Reverenda mierda!

Ese día estaba levemente nublado, el sol apenas se asomaba entre las nubes que poseían un color gris claro y el cielo tenía un opaco azul, los páramos cantan revoloteando por el aire para finalmente llegar a la protección de algún frondoso árbol, donde se resguardaban en la calidez de sus nidos, la leve brisa golpea su cara despeinandolo, un suave olor lleno de pureza le embriaga, todo era tan alejado del campo donde había una paz inquebrantable, eso era un motivo de grima para Alexander, tanta paz le traiga aburrimiento. Menos mal Angélica era una mujer culta y conversadora, sino moriría en pesadez. ¿Como estaría Angélica? Hace ya más o menos cinco o seis meses, la verdad ya ni se acordaba, había estado tan sumido en su papel de asistente y redactor de Washington que el tiempo se le pasó volando, casi ni pestaño cuando estaba sujetando una pluma y paso a sujetar un arma en un campo de batalla cubierto de sangre y los cuerpos de los soldados, gente inocente que seguí órdenes con el objetivo de defender sus respectivas naciones.

Levantó la mirada y a lo lejos, pudo distinguir esa cabellera oscura rizada, Angélica se encontraba haciéndole señales desde el jardín de su casa, con una mano sobre el pequeño muro de piedra que dividía la calle del jardín de su pequeña morada. Alexander sonríe, no pudo evitar acelerar el paso para llegar, saltamontes la pequeña reja de hierro y abrazar a su esposa. Se quedaron abrazados por varios minutos, intentando asimilar que están en los brazos del otro, casi ni recordaban la cara del otro después de tanta lejanía.

— Mira alrededor, de lo afortunados que somos de estar vivos hoy — Angélica acaricia el rostro de Alexander, que sujeta con delicadeza su mano. Le planta un beso en la frente y la vuelve a abrazar. Alexander no era tonto, testarudo tal vez pero no tonto, habían detalles en Angélica que conocía mejor que los suyos. Además algunos eran detalles tan evidentes que solo un ciego pasaría desapercibido, como el pequeño bulto el el vientre de Angélica, no era muy notorio pero su tamaño era lo bastante grande como para sentirlo, amenos que Angélica haya comido seis platos al día, ese pequeño bulto solo tenía un significado. Y sabía que era imposible que Angélica haya descuidado su figura comiendo, ella era muy exquisita a la hora de comer. Siempre raciones moderadas y más ensalada que carne, pocas ocasiones comía postre después de la comida y siempre era un postre ligero de frutas

— ¿Desde hace cuanto lo sabes? — cuestionó con cierta inseguridad, sintió el cuerpo de Angélica tenso ¿De verdad pensó que no lo notaría?

— Hace más o menos un mes — hablo con una sonrisa

— ¡Angélica! — la apartó de ella observándola alterado, ella permanecía sonriente, no podía enojarse si le sonreía de esa manera —. Debiste decírmelo antes — su cara cambio, no le reprochará a esas alturas, lo más que podía enojarse es no ser uno de los primeros en enterarse, posiblemente Eliza y Peggy ya lo sabrían

— Le escribí a tu general apenas me enteré — hablo sujetando sus manos, ahora resulta que hasta Washington se enteró antes que él que tendría un hijo. Ahora todo era mucho más evidente

— No — se aleja de Angélica cubriendo su boca —. Te amo, pero ¿Por qué eres así? —

— ¡Le rogué porque regresaras! Tenías que venir — hablo con seguridad —. Se trata de tu hijo el que nacerá —

- Solo Está Vez - [Hamilton] [Alexander×Angelica] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora