Capítulo 23

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-Kayla, me estás volviendo loco. No sé que me pasa, pero siento cosas por ti que nunca he sentido por nadie. Eres la primera chica con la que me da miedo equivocarme y joder, la estoy cagando constantemente- dice nervioso.

No sé que responderle, pero al ver que sus ojos empiezan a humedecerse me acerco hacia él a abrazarle, le he echado muchísimo de menos estos últimos días. Rompe a llorar al instante en el que su barbilla se apoya en mi hombro y en ese momento me doy cuenta de que le importo mucho más de lo que creía.

-Quería decirte que...-hace una pausa mientra se separa de mí- que te quiero más de lo que te imaginas. Eres una chica genial y aunque no estoy acostumbrado a tener relaciones serias con nadie, contigo quiero intentarlo, de verdad.

-Te quiero-le digo yo.

En este momento solo me sale decirle eso, porque le quiero muchísimo. Esa frase basta para que él se acerque hacía mí y estemos frente a frente, a escasos centímetros de que nuestro labios se toquen.

-Sé mi novia, por favor-dice suplicandomelo, aunque sabe de sobra cual es mi respuesta.

-Claro que no-digo bromeando.

Se le cambia el gesto del rostro en cuanto niego su proposición, pero segundos después le giño el ojo y se da cuenta de que le estoy tomando el pelo. Aparece una enorme sonrisa en el rostro de Emilio y al fin llega el momento que llevo esperando tanto tiempo; junta nuestros labios y al instante siento esa sensación de tranquilidad y calma que tanto me gusta.

Odio admitirlo, pero no podría estar sin Emilio. Sin él tengo un vacio dentro de mí, y él es el único que puede llenarlo. No sé, el me completa. Tenemos roces y discutimos, como todo el mundo. Somos humanos, nadie es perfecto y todas las personas tenemos derecho a equivocarnos. Podría salir algo muy bonito de todo esto y solo de pensarlo mi estomago explota, porque aún sigo sintiendo las mismas mariposas que sentía desde la primera vez que casi beso a Emilio en la fiesta que hizo en su casa a principio de curso.

Llevamos abrazándonos como diez minutos, hasta que el gruñido de mis tripas nos advierte de que tengo mucha hambre.

Emilio abre una de las pizzas y cuando veo que lleva piña suelto un pequeño de emoción.

-Acerté al pensar que serías la única rara a la que le gustaría la pizza con piña- dice poniendo los ojos en blanco.

-La pizza con piña es la mejor cosa que existe-le digo mientras que cojo un cacho.

Nos pasamos horas en la playa hasta que finalmente me lleva a casa de nuevo. Son las cuatro y media de la mañana cuando Emilio aparca delante de mi casa.

-Gracias por todo, de verdad-le digo mientra bajo.

-Gracias a ti, Kaily. El lunes paso a por ti diez minutos antes de empezar las clases.

-Vale- digo mientra me acerco hacia la puerta del conductor para darle un beso- nos vemos el lunes.

Dicho esto me dirijo hacia el porche muy contenta porque  hoy por fin dormiré tranquila y con la ilusión de que todo volverá a ser como siempre entre Emilio y yo.

El problema eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora