❛16❜

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—Coño Hoseok, yo te quería, mano.

El cabeza e' fósforo que estaba sentado muy rela jartándose una empanada volteó a vernos después de escucharme.

— ¿Ah?—preguntó con la boca llena, por lo que no se entendía casi lo que decía.

—Nosotros te queríamos manubrio, antes de que nos dejaras así de feo esta mañana—corroboró Namjoon mientras que los dos nos sentábamos al lado de él en el banquito.

—Marico, cuando ustedes me llamaron venía llegando, ni modo que me regresara. Además, es culpa de ustedes por andar jugando el nuevo Counter Strike hasta quién sabe qué horas.

—También te quisimos antes de que te metieras esa empanada de mechada a la boca sin pensar en compartirnos...—añadí señalando su comida.

—Ahí sí se joden, vayan a comprarse la suya y dejen la verga.

—Verga, Hoseok, tú que eras el único buena gente entre nosotros—habló Namjoon indignado y decepcionado del pana.

Habíamos llegado tarde esta mañana y nos habían llamado la atención, sí, pero suerte para nosotros que a primera hora estaba el profesor pana, el que nos daba Derecho familiar, el único que nos caía bien y nos dejaba pasar cualquier cosa. Ahora estábamos en el primer descanso y todo el mundo estaba regado en el patio, hoy era un día tranquilo, extrañamente nadie se había agarrado a coñazo con nadie, no habían hecho escándalo por alguna vaina ni nada.

— ¿Cómo vas con el trabajo?—preguntó Hoseok bebiéndose una malta.

—Te digo si me das de esa vaina.

Me pasó la botella y le bebí medio contenido, sin pararle bolas a sus quejas de que lo iba a dejar sin nada. Nadie lo manda a traer eso para acá donde sabe que abundan los guevones pedigüeños, entre ellos nosotros pues.

—Ya encontré compañero, espero que me haga tener una buena nota porque sino se me va a hacer fácil meterle sus buenos coñazos.

—Apuesto a que te buscaste a uno de los inteligentes para aprovecharte—adivinó Namjoon como leyéndome el pensamiento, me conocía porque él era igualito.

—Cómo lo supo...

Nos reímos los tres y viendo alrededor me percaté de que no muy lejos de nosotros, cerca de una de las mesas para almorzar estaba el grupito de Taehyung y él mismo, sentados en el piso de grama.

—Y hablando de eso, voy a averiguar qué tal, una raspada más en el boletín no me la perdonan. Ya vengo.

Me levanté para caminar en dirección a donde estaban sentados los tres carajitos de primero con uno que iba a cuarto año, más o menos, era la primera vez que lo veía junto con los chamitos. Pero cuando me faltaban unos dos metros para llegar, los dos amiguitos de Taehyung junto al mayor se levantaron, echaron la carrera y dejaron el pelero, juraría que fue después que me notaron.

O les daba miedo o les caía mal, cualquiera de las dos estaba feliz por ello. Así no me ladillaban cuando el único objetivo de mi interés era hablar con Taehyung.

—Hola, tú—saludé y después me eché en el piso para sentarme al lado.

—Hola, qué raro que últimamente me estás hablando—murmuró a modo de broma mientras jugaba con un lápiz que tenía en la mano, sin levantar la cara para verme.

—Bueno, ahora que vamos a hacer un trabajo en pareja tengo que estar pendiente de cómo va la vaina.

—Ah, sí... bueno, ya conseguí con Jimin lo de la clase e incluso lo empecé a hacer sin ti, casi está listo, solamente faltan los esquemas, pero tú eres bueno haciendo eso.

Me lo pensé un momento y sí, se me hacía fácil hacer esas vainas con ayuda de mi hermano que era el que sabía. Me explicó de qué iban y accedí a hacerlos porque eran la última parte del trabajo. Después de todo no me fue nada mal con el chamito este, y sabía que tenía ventaja con tan sólo ir con uno de los favoritos del profesor.

—Já weno ¿ves que sí me llegaste caído del cielo? ¿cuánto crees que podamos sacar?

—Quedó fue excelente, si no sacamos cien me cambio el nombre, así que tranquilo.

—Arrecho tú. Pero no me vas a cobrar nada ¿verdad?—pregunté preocupado, no vaya a ser que lo haya juzgado mal y en lugar de ser medio quedao' resulte ser uno de esos que cobran hasta por prestar un lápiz.

Levantó la cara y viendo hacia el cielo se puso la mano en el mentón como pensando la vaina, pero si se atrevía a darme un precio estaba preparado para soltarle un lepe.

—No vale, cómo crees. Ya te dije que no te voy a dejar morir.

No sé de dónde me salió el instinto lo suficientemente marico como para inclinarme —porque él estaba sentado un poquito más adelante— y abrazarlo por detrás. Fuera de chinazo, que no se preste para malpensar, solamente pasé los brazos alrededor de sus hombros en plan panitas. Mosca.

—Eres tú, menor, el que me salva la patria.

Lo escuché riéndose por lo bajo, sin incomodarse por el kike abrazo que le estaba dando. Muy lindo momento digno de convives, pero como la marisquera siempre se tiene que regular y cortar la nota, pues en ese segundo Taehyung estornudó con mocos y todo, llenándome la manga del abrigo. Le quité los brazos de encima y lo empujé lejos de mí, haciendo que casi le pegara la cara a la tierra.

—Coño e' tu madre basto.

Lacra meets Pajúo ↠ yoontae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora