Capitulo 1

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        Su cuerpo era sombra, sólo una combinación de espirales fugaces tan inmateriales como el humo, una sugerencia en el espacio con forma etérea. El constante cambio en su figura hacia casi imposible percibir a la criatura para el ojo no entrenado, más aún en estas horas oscuras de la noche; pero no para nosotros, nada se escapaba de nuestros ojos. 

La Sombra tenia forma de hombre, una pálida imitación sin definición pero lo suficientemente claro como para desconcertar al no iniciado. Aun así, no era la primera vez que veía esto: años de experiencias repletas de lecciones y tragedias ya habían asesinado mi debilidad y forjado fuerza en mi persona. Algunas dentro de la Orden especulaban sobre la razón de ésto debatiendo sobre si era una jugada cruel de parte de ellos mofándose de sus víctimas y cargándolos como trofeos, o si son sus víctimas presentándose de esa manera en un intento por recordar quiénes fueron. Aun así realmente no importaba, para mi nada de esto cambiaba la realidad de lo que la Sombra era: infinito dolor disfrazado de hombre.

Observé a la Sombra desde arriba, agachada sobre el borde del techo mientras miraba su comportamiento detenidamente. No era difícil de seguir, su figura una tan inmensa que sobrepasaba inclusive los camiones de carga que adornaban el muelle, algo que facilitaba la primera parte de nuestro trabajo. Aún así, nos faltaba la segunda.

La Sombra caminaba lentamente de un lado a otro por el desierto muelle, su trayecto por el borde uno de tono perdido y sin propósito. En este estado placido uno podía casi apreciar a la Sombra como algo bello, inocente como un niño en su juego antes de ser molestado. Por esta razón siempre le exhorto a mis guerreros mucha prudencia, y les recuerdo: peligrosa es la ignorancia del no iniciado. De repente la Sombra se detuvo, sacándome de mis pensamientos y aferrándome al momento con tensión al notarlo alzar su cabeza hacia el cielo. Parecía triste, como si buscará algo. Fue entonces que comenzó a llorar.

Nunca le desearía a nadie la tortura que era escuchar el llanto de una Sombra, un ruido tan penetrante que llegaba a tu alma y destrozaba tu voluntad. No era algo que el humano común podía escuchar, por lo menos no conscientemente, pero su influencia era tal que causaba en todos un miedo instintivo que no podían evitar. Si alguna vez tuviste miedo en soledad, tu piel tensándose, el ritmo de tu corazón acelerando sin sentido mientras cada uno de tus poros se exaltaba en preparación a la nada: has escuchado el llanto de una Sombra, y debes tener mucho cuidado.

El llanto continuó incesante, ahogando mi ser con su influencia pero no lo permitiría. Me concentre rápidamente en arropar mi cuerpo, manipulando las energías reservadas en mis marcas para crear una capa protectora contra su influencia. Una acción tan natural para mi que fue casi instintiva, e instantánea.

Fue entonces que Boro se desplomó. 

Miré hacia atrás y vi a Marco agachado, su mano plantada firmemente sobre la espalda del inconsciente Boro y arropándolos con su energía, su mirada una fija hacía mi, y en espera de órdenes.

– Quédate con él, y protegelo – le encomendé –, deja que descanse. – le dije, escondiendo una sonrisa mientras me paraba. 

Una intuición me detuvo entonces, jalando mi vista hacia el horizonte y rogando por mi atención, mis ojos buscando la razón hasta que note las luces de un barco a la distancia.

  – ¿Eso estabas esperando?– me pregunté, antes de comentarle a Marco:

  – Boro va a tener mucho entrenamiento que hacer en la mañana. Yo me encargo de esto.–

Fue entonces que brinque.

Rápidamente el suelo se acercaba a mi vista, el viento explorando cada espacio de mi cuerpo mientras que caía y causándome el cerrar mis ojos, disfrutando del canto que ahora ahogaba todo sonido exterior excepto mi latido. Me concentre en ese sonido: constante, fuerte, preparado. Fue entonces que abrí los ojos, girando rápidamente y cayendo sobre mis pies en un instante. El suelo gruño ante mi poder, la figura de mis pies ahora incrustada en su cuerpo como prueba de su falla. Sentía mi cuerpo tenso, impaciente, el poder corriendo por mí ser como una electricidad que necesitaba salir desesperadamente. Sonreí y concentre toda mi voluntad en mis piernas, mirando fijamente a la criatura para no perderla de vista mientras me acercaba, cubriendo la gran distancia que nos separaba casi instantáneamente. Visualice un punto sobre mi puño, una pequeña esfera donde recopilar mis energías, poco a poco rellenándola hasta que entro en contacto con la forma de la Sombra. Luego vino la explosión.

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⏰ Last updated: Jan 21, 2018 ⏰

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