Capítulo 16

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Elizabeth

Luego de que Evan me dejara en casa tomé los medicamentos que me recetó el doctor y me metí en la cama, como consecuencia del cansancio y del malestar, he dormido toda la tarde. 

Al despertar lo primero que mis ojos ven es a mi hermanita sentada en el sofá que está frente a la cama. Seguramente sintió mi mirada sobre ella porque enseguida enfoca su vista en mi. 

—¿Cómo te encuentras? —pregunta mientras se pone de pie para luego tomar asiento a mi lado.

—Me siento mejor —contesto mientras me recargo en el espaldar de la cama.

—Me alegro, llamaré a Barbara para avisarle, me lo pidió unas mil veces —me da un beso en la frente y se retira de mi habitación. 

Tomo mi celular que está sobre la mesita de noche y me decepciono un poco al ver que no tengo ni siquiera un mensaje de Evan, aunque seguramente el trabajo lo mantuvo ocupado. 

Sin pensarlo dos veces le envío un texto preguntándole si puede venir a casa a lo que inmediatamente responde que llegará en diez minutos. Me levanto de golpe de la cama y eso me provoca un leve mareo, vuelvo a tomar asiento y cuando me recupero me encamino hacia el baño para darme la ducha más rápida de toda mi vida y también cepillar mis dientes, no quiero que me vea con cara de muerta viviente. 

Por suerte el agua hace su magia y después del baño luzco mejor. Me visto a la velocidad de la luz y cuando observo mi celular veo que ya han pasado quince minutos desde que me dijo que venía, supongo que no tarda en llegar. 

Por mientras trato de ordenar un poco la habitación y cuando escucho el timbre salgo disparada escaleras abajo, sin siquiera observar por la mirilla abro la puerta con una gran sonrisa y la intención de encontrarme con Evan pero mi rostro cambia a uno de decepción cuando veo quien es la persona que se encuentra afuera de mi casa. 

Dante. 

—¿Qué haces aquí? —pregunto algo confundida. —¿Le sucedió algo a Nathan? —Dante nunca viene a casa a menos de que necesite ayuda con el pequeño. 

Me observa de pies a cabeza y una sonrisa se forma en su rostro. 

—Me gusta que te preocupes por él, pero mi visita no se debe a eso —comienza a decir. —Quería invitarte a tomar algo y así poder conversar un rato, a solas por supuesto —en ningún momento su sonrisa desaparece y comienzo a sentirme mal por el hecho de que debo rechazarlo. 

Analizo lo que diré para que no me malinterprete. 

—¿Qué dices? —insiste y extiende su mano. 

—Eli... —esa voz logra que deje de prestarle atención a Dante para observarlo a él. 

Está vestido con el mismo traje que llevaba puesto hoy, luce cansado pero aún así se ve bien, a diferencia de las otras veces que nos hemos visto, en esta ocasión no sonríe. 

Yo vuelvo a enfocar mi vista en Dante y éste me observa arqueando una ceja así que decido intervenir.

—Dante, él es Evan —lo presento y poso la mirada en su persona. —Evan, él es Dante, mi jefe —aclaro para que no hayan confusiones. 

Inmediatamente Evan cambia la expresión. 

—Mucho gusto —dice y extiende su mano para saludar. 

—El gusto es mío —dice Dante estrechando su mano y vuelve a enfocar su vista en mi. —Debo irme, nos vemos mañana —agrega y se acerca hasta darme un beso en la mejilla.

—De acuerdo —contesto simplemente. Él asiente y da media vuelta para encaminarse a su auto.

—Eli —la voz de Evan logra captar mi atención. Comienza a acercarse hacia mi y sin previo aviso me da un pequeño beso en los labios, esto ya se le está haciendo costumbre, aunque no me molesta. 

Tú, mi segunda oportunidad © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora