Capítulo 2

1K 118 11
                                    

—Arruinaste todo, Evan —me dice indignada y desvía la mirada hacia cualquier punto de la habitación.

No entiendo porque dice eso, juro que no lo hago. ¿Acaso piensa que es mi culpa? La observo confundido antes de hablar.

—¿Yo? ¿Piensas que es mi culpa? ¿Piensas que elegí esto? Déjame decirte que estás mal, a mi también me tomó por sorpresa, ¿puedes hacerte una idea de lo que se siente que te digan que no podrás tener hijos? —comienzo a enojarme por su reacción y eso trae como consecuencia que le hable de esta forma.

Esto es duro para mi, debería de intentar apoyarme en vez de reclamarme algo que no tiene sentido, yo no soy el culpable. Nunca tendré un mini Evan corriendo por ahí. Esto duele y mucho.

—Yo.. no puedo, Evan. Sabes que era uno de mis sueños ser madre y... —dice enfocando la vista nuevamente en mí pero la interrumpo.

—¿Qué estás insinuando, Alicia? —pregunto aún más enojado y confundido, ¿A donde quiere llegar?

—Que no puedo con esto, con esta situación. Yo... no quiero continuar —dice y espero que no se esté refiriendo a lo que estoy pensando.

No puede tirar por la borda dos años de relación sólo por esto. Entiendo que debe ser horrible enterarte que tu pareja no puede darte lo que quieres pero, podemos afrontarlo juntos como cualquier persona lo haría, ¿no? A final, de eso se trata una relación, tener a alguien que te apoye en las buenas y en las malas.

—¿Quieres terminar? Al primer problema que se presenta, ¿me abandonas? —le pregunto para confirmar mi hipótesis. Su silencio me lo confirma y comienzo a negar con la cabeza. No puede ser cierto.

Me esperaba de todo menos esto, es decir, esperaba su apoyo ya que ésta situación es difícil para ambos, pero nunca pensé que me dejaría.

—No es así, Evan —responde ofendida.

—Yo creo que si es así —digo realmente afectado. Las malas emociones comienzan a dominarme.

—Adelante, piensa lo que quieras —dice ahora enojada y agarra su bolso del asiento donde estaba antes. —Y si quieres tenerme como la mala de la historia, hazlo —se da media vuelta para irse pero la tomo del brazo y hago que me mire.

—No nos puedes hacer esto, son más de dos años de relación, por favor.. —prácticamente le suplico pero me interrumpe.

—Suéltame, Evan -sus ojos se cristalizan. —No hagas esto, no me supliques, así estaremos mejor, créeme —se suelta de mi agarre, da media vuelta y finalmente sale por la puerta.

Esto no puede ser cierto, ella me dejó... ¡Me dejó! En vez de quedarse a mi lado y buscar una solución, prefirió terminar nuestra relación. Quiero llorar, ese dicho que afirma que los hombres no lloran es una mierda, claro que lloramos.

Tomo asiento donde estaba anteriormente, apoyo mis codos en las rodillas y me cubro la cara con las manos. Esto no puede ser...

—Evan, ¿quieres hablar del tema? —el doctor entra en la habitación.

Seguramente escuchó todo y ahora quiere hacer de psicólogo. Si piensa que lo necesito, está equivocado.

—De lo único que quiero hablar es de mi problema —digo levantando la mirada y enfocándola en su rostro.

Toma asiento en la silla que está del otro lado del escritorio y me observa atento.

—Si, a eso me refería —dice cruzando sus manos sobre el escritorio.

Parece que me equivoqué, pensé que quería hablar acerca de la discusión que probablemente escuchó si se encontraba cerca de la puerta.

—Y bien, dígame, ¿qué fue lo que salió en esos malditos exámenes? —digo frustrado. Si no hubiera aceptado la petición de Alicia esto no habría pasado y aún estaría conmigo.

Tú, mi segunda oportunidad © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora