Capítulo 44.

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"Entrevista."

Había una perfecta y delgada línea entre lo que creía y lo que era realidad. Entre lo que era realidad y lo que era inventado.

─Te vez hermosa, Megan.

Acomodó mi cabello con la delicadeza del pétalo de una rosa.

─Gracias, Félix─ susurré viéndolo a través del espejo.

Observando la imagen falsa del espejo me di cuenta de una cosa: cuando se trataba de hacer magia conmigo, este hombre era el indicado. Y esa perfecta y pulcra imagen era falsa. Tras una semana de lo ocurrido no dejaba de tener pesadillas como la del disparo. Tenía ojeras y últimamente vomitaba más de lo que ingería.

─ ¿Al menos puedes fingir que estás feliz?

Fruncí el ceño ante su comentario cargado de cizaña.

─Tu esposo recibirá un importante reconocimiento en la cena de esta noche y tienes que estar sonriendo como si te pagaran para actuar en un comercial de crema dental.

Le mostré una sonrisa falsa que se tomó de maravilla.

─Mucho mejor─ expresó con sorna.

‹‹ ─Al salir de casa de tu madre recibiste un disparo─ su mirada estaba fija en mi abdomen─. No hubo nada que hacer, amor. ››

Cerré los ojos intentando olvidar esas palabras, fue una terrible pesadillas, pero yo no podía evitar sentirla real.

─Oye─ llamó mi atención en un susurro.

Observé sus enormes ojos negros, estaban cargados de emociones diversas que se combinaban con fulgor en una sola. Él estaba curioseando.

─ ¿Todo bien?

No conocía a Félix de hace mucho, él solo venía a casa cuando tenía que acompañar a Zachary a alguna ceremonia importante; lo hacía para maquillarme y acomodar mi vestimenta. Él me hacía estar a la altura de él magnifico Zachary Sherwood.

─Todo bien─ confirmé asintiendo.

Pero estaba segura que era tan curioso como un niño y tan sabio como un abuelo. Y aunque preguntaba las cosas, él siempre acertaba en lo que creía.

─De acuerdo, ve a vestirte y sonríe esta noche como si tu vida dependiera de ello.

─Claro─ musité.

Me tendió el gancho con un largo vestido rojo de dos tirantes en la parte trasera que se unían en la parte de adelante formando uno solo, tenía un escote en pico muy decente y un cintillo del mismo color haciendo una separación en la cintura.

─Corre a cambiarte, preciosa.

Alargué un suspiro y asentí.

─Deberías conseguirme un cambio para el medio tiempo─ bromee─. A como me siento es seguro que vomite sobre todos en la cena.

─Solo evita estar nerviosa y todo saldrá bien, los nervios son malos para tu estómago, te harán vomitar─ tomó la tala del vestido y suspiró─. Además, cualquier cosa tu esposo estará contigo, seguro te ayudará a soportar la cena.

Sonrió radiante y volvió a señalar la puerta.

─Ve a cambiarte, Megan.

(...)

La llegada del auto de Zac prendió a los camarógrafos, quienes se acercaron inmediatamente al auto, ni siquiera dejaron que se detuviera, ellos estaban rodeando el auto como si dentro hubiera millones de dólares y quien lo abriera primero se quedaría con una parte. Sin embargo el chofer parecía estar a acostumbrado a este tipo de cosas, incluso sabía cuándo avanzar sin la ayuda de quienes estaban alejando a los camarógrafos del auto.

Despiadado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora