«Día 32: junto al yogur, también llevó un paquete de galletitas»
«Día 37: hoy reemplazó el yogur por una botella de coca cola»
«Día 45: hoy llevaba rastros de labial en el cuello. Eran color durazno. Odio esos labiales, hacen a una parecer una niña. Es perverso. Nota adicional: sigue con esa cara de sociópata imposible de satisfacer»
«Día 49: hoy me dijo que le gustaba mi remera, y juro que le ví esbozar un intento de sonrisa. Era una remera de Misfits»
«Día 51: lleva restos de purpurina en el pelo y se ve como si hubiera vuelto de Coachella. Destrozado, pero sigue con su cara de sicario»
Pero SeokMin no estaba ni de cerca preparado para anotar lo que pasó esa noche en su cuaderno de voyeurista. El día 53 es muy interesante, y ocurrieron tantos eventos importantes que no sabía por dónde empezar.
Una bocanada de aire frío le golpeó la cara cuando la puerta se abrió. La figura ya familiar no perdió tiempo y se paseó por los pasillos, ésta vez tomando un atajo por otro sector. Siempre pasa por el sector de salud e higiene, ésta vez pasa por el sector de snacks y galletas saladas, y de paso agarra un cilindro de Pringles sabor queso cheddar sin siquiera parar el paso. Primeros datos para anotar.
Cuando llega a la heladera, observa el yogur con desprecio. Suelta un suspiro cabizbajo, se mueve hasta la heladera de al lado, abre la puerta y saca una botella de cerveza. Cierra la puerta. Se arrepiente. Abre la puerta de vuelta, y saca otra botella. Camina con violencia hasta la caja, pone los productos sobre ella y SeokMin lo detiene.
-No puedo venderte alcohol.
-¿Por qué?
-Obviamente sos menor.
-Tengo dieciocho.
-Necesito ver tu DNI.
-Lo dejé en mi auto.
-Necesito ver las llaves del auto.
«Carajo» es lo único que puede pensar el cliente.
Ambos son muy inteligentes, al menos para las excusas. Podrían haber seguido así toda la noche si se lo disponían, el empleado ya estaba entretenido, y el cliente necesitaba esas cervezas. Por SeokMin bien, ya no pasaría la noche aburrido con su cabeza entre las manos como siempre, pero el adolescente realmente tiene que volver a casa y disfrutar de su miseria en soledad.
-Está bien - dice - no tengo dieciocho, pero en algún momento los tendré.
-¿Cuándo es tu cumpleaños?
-En cuatro meses.
SeokMin agarra las dos cervezas y quiere guardarlas bajo la caja, pero el otro le agarra las muñecas y lo detiene.
-Bueno, no tengo dieciocho, pero vos si.
-¿Quién te dijo?
-Sería ilegal que trabajes antes de los dieciocho, la ley lo declara explotación infantil.
-Bueno, tengo dieciocho, ¿y?
-Y vos sí podés comprar las cervezas.
-No me gusta la cerveza - con un tirón, libera sus muñecas y termina de guardar las botellas bajo la caja.
-Las vas a comprar para un amigo - se señala a si mismo con los pulgares, y sonríe por primera vez desde que SeokMin trabaja allí - y yo te doy la plata después.
-Ni siquiera sé tu nombre.
-Podés decirme Dino. Y de igual forma nos vemos todas las noches.
SeokMin se queda callado viendo en la cara conocida los gestos y expresiones que nunca imaginó ver. A diferencia de las otras noches, se veía... vivo.
-No te vas a ver involucrado - rompe el que ahora tiene al menos un apodo - la venta a menores es ilegal pero no la consumición.
-Sabés demasiado.
-Y se nos prohíbe demasiado para lo que sabemos. Burlamos todas sus leyes, adultitos - entona divertido - y se creen que censurándonos las cosas nos calman. Honestamente, no. ¿Entonces?
SeokMin en serio no quería problemas, pero parece que Dino sabe lo que hace. Se le cae un pesado suspiro. Pasa las botellas y la lata de Pringles por el escáner, el menor paga, pero se detiene en la puerta.
-¿Tenés las llaves de éste lugar? - comenta girando su cabeza por encima de su hombro.
-Si... - comenta un SeokMin asustado.
-Cerrá el lugar y vení conmigo - sonríe - Igual ya sé que soy la única cara que ves desde que trabajás acá. Tu jefe viene en la mañana, no se va a enterar.
SeokMin suspira y masajea sus sienes. Se lo replantea. Por algún loco motivo, se lo replantea. Está considerando abandonar su puesto de trabajo para beber una cerveza con un extraño. Se maldice, pero acepta. No hay cámaras de seguridad ni nadie que venga por ahí a esas horas.
Agarra las llaves y una lapicera, observa desde el rabillo del ojo el cuaderno, levanta la cabeza y mientras se para, anuncia:
-Esperáme afuera que ahí voy.
El menor sonríe, asiente y sale. Lo espera en la vereda mientras SeokMin escribe en el cuaderno, apaga las luces, cierra el lugar con toda la seguridad que puede reunir y sale a su encuentro.
«Día 53: se llevó una lata de Pringles, dos cervezas, y probablemente mi dignidad también»
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• Hello I'm Eighteen • [SeokChan - DK X Dino]
FanfictionSeokmin se aburría constantemente en su turno de noche atendiendo un minisuper, pero un cliente cambia su suerte. Chan no es tan prudente como el mayor espera. {JunHao como ship secundario} Capítulos correlativos y en orden, inspirados en canciones.
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