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Te ves como si hubieras desayunado
en el Hotel de los Corazones Rotos
y te hubieras sentado al fondo.

Alex Turner - «Piledriver Waltz»




El frío se cuela por los tobillos de SeokMin y éste se maldice a si mismo por no ponerse medias más altas o pantalones más largos. El invierno azota la ciudad como el aburrimiento lo persigue a él. Intentó más de una vez leer o jugar con su celular, pero nada funciona: de madrugada lo único que quiere hacer es dormir, pero tiene que atender el estúpido mini supermercado en donde trabaja.

No había sentido ya para el jóven cajero en mantener la tienda abierta toda la noche. De madrugada, el único cliente que alguna vez tuvo es un adolescente escuálido que viene todas las noches a las 4 am, se va apresurado al fondo, saca un yogur de la heladera y la pasa por la caja para pagar e irse. Esa es toda la actividad que SeokMin registró durante un mes de trabajo. El niño que viene todas las noches a comprar un miserable yogur de un dólar. Quería morirse por el tiempo desperdiciado, pero necesitaba el dinero para pagar la renta.

Algunas veces, la ansiedad le instaba a hablar. A veces, el sueño era tal que necesitaba activar sus cuerdas vocales para no desmayarse por la quietud. Una de esas tantas noches en las que su único cliente apareció y arrancó el yogur de su posición pacífica en la heladera del fondo, SeokMin quiso cortar su curiosidad.

-¿No es más fácil comprar más de uno y no tener que volver todas las noches? - comentó pasando el escáner sobre el producto.

-No hay espacio en mi heladera. - contestó sin gesto ni emoción alguna.

Aunque SeokMin haya preguntado con una sonrisa y la mayor actitud de alegría a pesar de morir de sueño, el adolescente fue directo y seco, sin dejarle posibilidad para levantar esa conversación. SeokMin dijo el precio (como siempre), el niño pagó (como siempre), y desapareció en la calle caminando al norte luego de atravesar las puertas automáticas, como siempre.

Hubo noches en las que SeokMin notó cambios. Eso lo mantenía alerta. Una noche, el niño llevó a la caja un yogur de diferente marca, y el cajero notó esto. Se le quedó mirando.

-Se acabó el de la marca que me gusta. Igual, éste también es bueno.

Aquella persona nerviosa y que ahora estaba repiqueteando los pies con las manos en los bolsillos de su pantalón rasgado, sólo quería pagar por su yogur e irse. Probablemente deseaba que ése sea su último yogur en la vida, y que de camino a casa algo le impida llegar. Sus ojeras eran más profundas esa noche, y a pesar de responder con cierta amabilidad, detrás se ocultaba el hastío y la hostilidad de una persona cansada y débil.

SeokMin pasó el producto por el escáner, dijo el precio en voz alta, recibió el dinero del extraño y éste se alejó caminando por las calles vacías de una ciudad que duerme finalmente.

Como siempre.

Pero SeokMin sonrió bajo la idea de estos cambios. Salió de la caja y se dirigió a la sección de librería, agarró un cuaderno y volvió a su puesto. No agarró lapiceros porque no hacía falta, había muchos en la caja. Pasó el producto por el escáner y sacó dinero de su propio bolsillo para ponerlo en la caja. Era una persona tan decente que no podía robar productos de su trabajo, se sentiría mal si así fuese. Abrió la el cuaderno, agarró una lapicera que tenía cerca y con un «click» sacó la punta de su escondite y volcó la tinta prolijamente con una caligrafía perfecta:

«Día 25: llevó el yogur de otra marca, dijo que se acabó el que le gusta. Eso señala la marca que le gusta.»

Y SeokMin dejó de aburrirse en el trabajo. Cada vez que notó uno de estos cambios, los anotó. Pronto, el cuaderno se llenó de notas de días «importantes».

• Hello I'm Eighteen • [SeokChan - DK X Dino]Where stories live. Discover now