Capítulo 43

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*Advertencia: el capítulo contiene escenas +18, por si gustan saltar esa parte  


El día de nochebuena pasó tranquilamente, tal y como el pelirrojo les había prometido a los Nott. Ya entrada la noche los Weasley y sus invitados se encontraban en el salón escuchando un especial navideño de la que parecía una de las cantantes favoritas de la señora Weasley "Celestina Warbeck". Bill y Fleur se encontraban en una esquina, la rubia se empeñaba en subir la voz a la vez que Molly ceñuda aumentaba el volumen de la radio de madera con un movimiento de su varita por lo que Celestina cantaba cada vez más alto; Harry hablaba con Remus Lupin y Arthur Weasley en uno de los sillones cerca de la chimenea mientras que Ron lanzaba miradas de reojo a Bill y Fleur, como si quisiera aprender de ellos y de vez en cuando a los Nott, a los que se había limitado a ignorar toda la velada; por su parte Elizabeth hablaba muy animadamente en una esquina con Charlie bajo la atenta mirada de Fred que se suponía estaba jugando naipes explosivos con George, Ginny y Theodore.

La velada se acabó en el momento en que Fleur, aburrida, decidió imitar a Celestina y se puso a cantar "un caldero de amor caliente e intenso"; al ver la cara de la señora Weasley todos entendieron que era hora de acostarse.

Los gemelos, Charlie, Elizabeth y Theodore se despidieron y partieron mediante red Flu. Ya que llegaron cada uno se fue a su respectiva habitación, no sin que George advirtiera que tocaran antes de entrar para evitar encontrarlos en lo que llamó "una situación comprometedora". En su habitación Elizabeth entró rápidamente al baño a ponerse el pijama, un short pequeño y una blusa de tirantes, al salir su pelirrojo esposo no se encontraba, lo esperó durante quince minutos pero éste nunca llegó, extrañada se puso una gruesa bata y salió de la habitación, fue al cuarto de experimentos, la biblioteca, cocina y sala pero no lo encontró, cuando estaba a punto de despertar a los demás vió una luz en el porche, salió encontrando a Fred sentado de espaldas a ella en uno de los sillones de dos plazas frente a una pequeña flama en un frasco, se acercó lentamente y se sentó junto a él, éste la vio de reojo pero no dijo palabra alguna.

-Hace frío- comentó Elizabeth sin obtener respuesta- curioso ángel tenían en tu casa-

-Ese gnomo me mordió cuando mamá me mandó por zanahorias- respondió Fred encogiéndose de hombros- me pareció justo-

-Me gustó su tutú- dijo Elizabeth pero el pelirrojo se resistía a entablar una conversación con ella, ni siquiera la miraba; se quedaron callados unos minutos mientras Elizabeth repasaba una y otra vez la velada sin encontrar un motivo por el cual el pelirrojo estuviera así- ¿qué sucede Fred?- preguntó sin obtener respuesta- ¿qué está mal?-

-Te voy a hacer una pregunta, y quiero que seas completamente sincera-

-Está bien, fui yo la que cambió de lugar los frascos el otro día pero no pensé que-

-Esto es en serio Elizabeth- dijo Fred mirándola por fin, confundiendola ante tal seriedad

-Juro que seré sincera-

-Si te hubieran dado a elegir entre mis hermanos y yo... ¿te habrías casado conmigo?-

-¿A qué viene la pregunta?-

-Sólo contesta, ¿me hubieras elegido a mi?- preguntó Fred mirándola fijamente

-En primera instancia... no- respondió Elizabeth dudosa, el pelirrojo hizo amago de levantarse pero ella lo impidió tomándolo del brazo- ¿me dejarías terminar?-

-Ya tengo mi respuesta- respondió el pelirrojo volviendo la mirada al fuego

-La primera vez que te vi fue en la fiesta de compromiso y si mal no recuerdo no dijiste ni una palabra más que para darme el anillo... no fue una muy buena impresión- justificó Elizabeth- te limitaste a ignorarme toda la noche aunque me tenías justo a un lado-

Nuestro castigo, su castigo : su boda (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora