Día 1|

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  ENERO 7 - déjà vu ✻ tensión ✻ dormitorios  .

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— ¡Lárgate!—Gritó fuertemente al momento de estrellar la puerta de su dormitorio en el rostro del contrario.

Bufó molesto conteniéndose las ganas de explotar sus propias pertenencias. Miró a todos lados, tan ansioso como irritado. Estrujó sus manos violentamente a la vez que tragaba en seco.

Hace tan solo unos minutos el cenizo comenzó a pelear fuertemente con Todoroki, más bien, a gritarle, a tales puntos que, de forma literal, lo pateó fuera de su habitación. La tolerancia no era una de sus virtudes y lo demostraba en situaciones como esas.

— ¡Lo voy a matar! —Pronunció mientras se llevaba ambas manos a la cabeza. —

Una vena saltó de su frente. Realmente se contuvo al no explotarle la cara, así que solo lo corrió fuera. Respiró hondo, queriendo tragar la mayor parte de esa cuenta regresiva donde, si no lograba pararla a tiempo, el mismo explotaría todo con sus propias manos.

¿La razón de tal enojo? Era lo mismo que Todoroki se estaba preguntado, mientras sujetaba el puente de su nariz e inclinaba la cabeza, con una mano debajo de su mentón evitando el escurrimiento de aquella sangre proveniente de sus fosas nasales. Si, Bakugo atinó a cerrarle la puerta justo en la cara, digno de él.

Con anterioridad Shoto atinó a ver, mientras compartía de un buen momento al lado de un relajado peli cenizo, jugando algunos videojuegos que el propio Shoto no entendía; un mensaje en su teléfono celular. Como había muerto en la partida, tendría que esperar un tiempo predefinido para su reaparición después de gastarse todas sus vidas, eso mientras su compañero siguiera vivo. Sinceramente, Shoto logró memorizar rápidamente los controles, pero la propia táctica y trucos del videojuego eran algo totalmente distinto, necesitaba práctica que obviamente no tenía porque en su vida había tocado una consola de videojuegos, no antes de que Bakugo le enseñara. Tomó aquel aparato entre sus manos, notando un montón de mensajes en la pantalla de bloqueo con contraseña que claramente él no sabía. Volteó a ver a Bakugo, mostrándole su celular, señalando la pantalla y la tremenda cantidad de notificaciones.

Bakugo chasqueó la lengua después de morir peleando contra uno de los jefes de aquel juego. Aceptó de las propias manos de Shoto aquel aparato, desbloqueó el celular, y comenzó a leer aquellos mensajes lentamente. Sí, todo era bastante normal, hasta que cambió su expresión notablemente al llegar a los últimos mensajes. Esa expresión fruncida, era toda una advertencia para el bicolor. Y ahí estaba, maldiciendo fuertemente al celular, mientras realizaba una llamada rápida. Después de no haber sido contestada, él le miró con algo de ansiedad.

—Vete. —Le escuchó decir, para después comenzar a gritarle y correrle de ahí. —

Shoto no entendía que demonios pasó o qué carajo hizo mal. Él mismo era consciente de que la mayor parte del tiempo decía o actuaba de una forma tan inocente llegando al punto de no entender los chistes con doble significado o el sarcasmo. Ya había llegado al límite donde se culpaba de todo, en verdad, no entendía que hizo mal.

Subió con pesar las escaleras, cuidando donde caminaba, llegó a su habitación encerrándose en esta. Tanteó la pared, encendiendo las luces y busco en los cajones de su escritorio papel higiénico, tratando de encargarse del sangrado y el dolor proporcionado.

El tiempo transcurrió lento, muy lento, y aun así, cuatro horas ya se habían despedido. Todoroki, aún en su habitación reacomodando un poco el lugar, para después tirarse en la cama. Con algo de hielo de su propia particularidad le ayudaron a relajar y a menguar la molestia el dolor, y dormitó por alrededor de treinta minutos. Lanzó hacia un cesto de basura para su propia comodidad todo el papel utilizado y manchado con sus propias sangres, dejando el lugar mucho más presentable. Era más su propia costumbre mantener la limpieza que otra cosa.

¡BakuTodo Week 2018! [7 al 13 de enero]Where stories live. Discover now