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Lucifer mordía su labio nervioso, disimuladamente comenzó a pellizcar y retorcer la piel de su brazo para ver si despertaba, porque estaba medianamente seguro de que estaba soñando, y que pronto abriría los ojos estando en su cama durmiendo.

— ¿Lucifer? — Levantó la vista cuando Sam se le quedó viendo con ojos dudosos, al parecer no había disimulado muy bien. Se aclaró la garganta y alargó la mano para agarrar un vaso con agua de la mesa.

— Estoy bien Sam. — Le aseguró dando un trago de agua. No, no estaba muy bien, quería vomitar, quería correr de ahí, quería volver a repetir el día que estaba viviendo y hacer las cosas diferentes.

Después de haber retenido a Sam en aquel armario contra su voluntad por un rato, ambos habían quedado en posiciones vulnerables, ambos habían intercambio un par de palabras y ambos se habían puesto de acuerdo en ir a comer un par de hamburguesas, decididos a salvar de una forma u otra su posible tóxica amistad.

Pero las cosas ya no eran como antes, y jamás lo volvería a ser. Ahora el ambiente era tenso, frío y desagradable, y aquellos temas estúpidos y espontáneos ya no podían tocarse, mucho menos los datos íntimos.

— ¿Podemos ir a tu casa? Odio aquí

Lucifer no podía estar más de acuerdo, dejando el vaso con un poco de agua se puso de pie esperando que Sam hiciera lo mismo.

— Vamos, tarde de netflix y chili

Sam sonrió, y era por primera vez en muchas semanas que Lucifer la miraba, esa sonrisa que marcaba levemente los hermosos y profundos hoyuelos del castaño. Joder. 

— ¿Cómo antes? — No, no quería que fuera como antes, no sería igual, todo había cambiado.

Se encogió de hombros — Como desees.

Sam se unió a él y ambos salieron del resturante, no sin antes Lucifer pagar los vasos de agua ya que no habían ordenado nada.

— Te extraño. — Sam murmuró abrazándose a sí mismo debido a la fresca brisa que los golpeaba de frente. Lucifer metió sus manos en los bolsillos del pantalón y se aceleró el paso junto a Sam.

— Yo también te extraño, demasiado y lo siento, lo siento mucho.

Lucifer nunca había sido bueno para pedir disculpas, jamás podía formular las palabras "lo siento" era pésimo en hacerlo y cuando alguna pequeña discusión surgía siempre me era Sam quien se disculpaba por ambos. Pero Sam no tenía la culpa en nada con respecto a esta situación.

Bueno en teoría tenía la culpa de ser tan pinche guapo.

— No, no pidas disculpas Lucifer, la verdad es somos un poco estúpidos distanciandonos... Así.

Sentía atrás de su cuello la mirada fija de Sam, esperando que se diera la vuelta para hablar. Pero mirar a Sam y a sus ojos brillantes sería perder la calma que trataba de mostrar, era perder los estribos.

Así que aceleró sus pasos con la cabeza gacha evitando el contacto visual.

Atrás escucho a Sam resoplar y lanzar una maldición entre dientes.

Se detuvo y dió la vuelta — Creo que ya pasó y no volvemos a... — Lucifer estaba a punto de darle una charla de como poder ir recomponiendo su amistad sin necesidad de hacer dramas, hasta que sintió un suave roce contra sus labios.

Abrió de par en par sus ojos denotando una enorme sorpresa cuando sintió como los suaves y finos labios de Sam chocaban contra los suyos. En cambio, los ojos de Sam estaban cerrados, y sus mejillas brillando en un color carmesí.

¿Qué carajos estaba haciendo Sam?

Aprovecha el bug gritó la mente de Lucifer, y sin esperar a que el castaño se alejara de la acción se logró poner un poco de puntillas y alcanzó un poco a colocar su mano atrás del cuello de Sam para comenzar a atraerlo hacía sus deseosos labios mientras entrelazaba con sus dedos el sedoso cabello castaño.

Sam ahora había puesto sus propias manos acunando el rostro de Lucifer, quién jadeó un poco, y cerró los ojos dejándose guíar por el alto mientras sentía como algo estallaba en su pecho, como un raro y extraño golpe eléctrico que ahora recorría todo su cuerpo.

Dios... Lucifer iba a morir ahí mismo.

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Sinónimo de fracaso: arroba
Areana36 arroba yo ah

𝘾𝙤𝙢𝙚 𝙖𝙣𝙙 𝙜𝙚𝙩 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙡𝙤𝙫𝙚 / samxluciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora