En el mundo omegaverse diferentes historias se entrelazan a causa de los instintos dominando los razonamientos, la madre naturaleza es sabia, todo tiene un porqué, una razón de existir. Los omegas, betas y alfas reaccionan guiándose por su instinto...
DaeHyun miraba por la ventana de su habitación a JunHong jugar con algunos niños, su pancita crece al igual que sus hermosas mejillas, emitió una mediana sonrisa al verlo tan tranquilo. Habían pasado varios días desde el enfrentamiento del alfa y omega. El primero se había ido sin mayor percance, su forma de actuar no era congruente con su desesperado deseo de encontrar al omega. Algo muy importante tuvo que obligarlo a irse del sitio, se removió nervioso en su poisiciòn para volver a su silla detrás de un escritorio.
Días antes tuvo la oportunidad de leer unos artículos en la sección de sociales, narraban como el patriarca del grupo Bang inició una gira de negocios con su hijo menor, varias fotografías resaltaron una buena relación. ambos alfas sonreían ante los lentes, los editores de las columnas se deshacía en cumplidos al dúo familiar, la buena mancuerna que hacen, lo guapos y populares que eran entre los solteros.
Esa actuación era una mentira forzada. DaeHyun se negaba a ver a YoungJae feliz con su padre, ese sujeto era una bestia sin escrúpulos, aún recordaba los moretones causados por la disciplina en los veranos infligida en el alfa. Era imposible pensar que su instinto paterno despertará después de tantos años. Caminó incomodo a lo largo de la oficina, no le daba buena espina que su ex pareja pasara tanto tiempo son su padre. Sacó el teléfono móvil, aunque hubiera cambiado de chip continuaba recordando el número del menor, presiono los reflejos de los símbolos. Necesitaba saber que estaba bien. Al instante de intentar presionar la tecla de llamar se detuvo para guardar el móvil, no le debía importar que pasaba en la vida de su ex.
Ellos no compartían el mismo camino, no debía implicarse en las decisiones que tomará el menor, ni en sus problemas, fuertemente los párpados. Día con día peleaba consigo mismo para no caer en la tentación, de no recordarlo, dejar de amarlo. El alfa no merecía su devoción, dejó escapar al aire comprimido en sus pulmones. Era tiempo de dejarlo ir, iniciar una nueva vida lejos de esos personajes que solo le causaban dolor.
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YongGuk se removía nervioso en su lugar, en esos momentos sostenía una conversación grupal vía skype con sus hermanos, en tono urgente los contacto para solicitar su apoyo. El tema principal era "rebelarse contra su padre", demandar su ayuda para conspirar junto con otros socios y quitarle la presidencia del conglomerado. Aunque entre los miembros del consejo principal ya existían rumores de querer desbancar al patriarca ninguno poseía el valor suficiente para enfrentarse a una figura tan despiadada. Sabían que solo un hijo de ese hombre sería capaz de atacar de frente. Guk deseaba ser ese rival, aquel que izara la bandera de la rebelión, el hijo más amado, el hijo prodigo fuera la causa de la caida del padre.
—No cuentes conmigo.—La grave voz de Nam se alcanzó a escuchar en las bocinas, el gemelo mayor usaba un traje militar, al fondo se observaba una oficina sería con colores que combinaban con la bandera estadounidense.—No estoy interesado en ayudarte a derrocarlo, si quieres el poder debes obtenerlo solo.
YongNam no quería que su gemelo se transformará en su padre, aunque temía que ya caminaban por el mismo sendero, nada podía hacer para impedir su ambición pero tampoco le ayudaría a enviciarse. Tarde o temprano se ahogaria en el sentimiento que consume el alma de los avariciosos, entes que solo se mueven por la sensación que les proporciona el poder.
