"Regresando a la realidad"

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El teléfono vibraba cada 2 segundos ¿Quién era?, posiblemente Jennifer preguntándome donde estoy y diciendo que necesitamos hablar, o mi madre reclamándome por mi comportamiento estos últimos días, aunque también podría ser Polly para regañarme y lloriquear de que Nicky la lastimó, aunque ni siquiera le haya hecho daño alguno, dejé que el celular continuara con su constante zumbido, voltee hacia el otro lado de la cama y ahí estaba, con su cabello más oscuro que la noche en la cara, algunos nudos habían en él, su respiración era relajada y el sol hacia que su piel se mirara tan blanca, blanca como la nieve, las sabanas se ajustaban a su cuerpo desnudo y un movimiento ligero hizo que uno se sus pechos estuviera casi expuesto.

Me acerqué sigilosamente para cubrirla, no quisiera que nadie la viera así, aunque solo estuviésemos ella y yo en el departamento, puse delicadamente las sabanas a la altura de su cuello y deposité un beso en su afilada nariz, ella frunció el ceño y después me dejó ver sus hermosos ojos verdes aun adormilados y deslumbrados por el sol que se dejaba ver entre los edificios, me sonrió y se acercó a besarme, su aliento apestaba al igual que el mío, sin embargo no era asqueroso, lo consideraba algo romántico, besar a quien amas aun con su mal aliento en la mañana, al alejarse de mi vio que estaba casi totalmente tapada con las sabanas y se rio mientras se sentaba en la cama.

- ¿No te gusta verme desnuda? - Preguntó con una sonrisa pícara mientras se posicionaba frente a mi hincándose.

- Es un honor mirarte desnuda. – Dije de la misma manera, sonando lo más segura posible, siempre tuvo la habilidad de ponerme nerviosa, de sentirme pequeña ante su presencia. Parecía que mi respuesta era la que necesitaba, pues pude ver el deseo en sus ojos, destellaban lujuria y si me seguía mirando de tal manera, con esa sonrisa pícara tan característica de ella, me iba a dejar llevar por el deseo, iniciando el día de una manera muy placentera. – No me mires así. – Dije de manera tímida mirando como las sabanas se pegaban a su cuerpo haciendo notar sus preciosos senos.

Ella se sentó a horcajadas sobre mí, aun envuelta en la sabana mientras que yo estaba totalmente desnuda y aun acostada en la cama, sin aviso, tomó mi seno izquierdo y comenzó a estimularlo lentamente yo solté un gemido ante el tacto, su delgada mano estaba fría.

-Quítame la sabana. – Ordenó, y yo, que ahora quería ser quien tomara las riendas de esto acepté con gusto.

La tomé de la cintura y antes de que pudiera reaccionar nos hice dar una vuelta de manera de que ella quedara debajo mío, eso pareció sorprenderla y sus ojos ahora se miraban más verdes, empecé a besarle el cuello y ella tocaba mi espalda y mis muslos con deseo, agarré sus brazos y los puse sobre su cabeza, ella me miró frustrada.

-No cariño, ahora soy yo quien está al mando. – Dije jadeando y ella asintió.

Comencé a retirarle las sabanas como si fuera un vestido y mientras descubría su cuerpo yo le daba besos húmedos haciendo que ella gimiera con desesperación, al descubrir su intimidad voltee hacia su rostro para encontrarme con esos ojos llenos de placer, su respiración era más pesada, sabía lo que estaba a punto de hacer, sin más, comencé a darle pequeños besos en su intimidad haciendo que ella respirara más pesado, con sus manos intentaba empujar mi rostro hacia ella pero yo no se lo permitía, dejé que mi lengua vagara por su clítoris haciendo que ella arqueara la espalda por la excitación, metí dos dedos dentro de ella sin aviso y ella soltó un grito, puse mi rostro a la altura del suyo para callarla a besos mientras que abajo, mis dedos entraban y salían de ella.

-Por favor... no... pares- Apenas y podía hablar, entre jadeos me suplicaba que yo no parara, y no lo hice, no quería hacerlo.

Volvimos a hacer el amor, igual de candente, igual de pasional, pero sobre todo con el mismo cariño y amor de siempre.

Te llevo en mis letras. [PAUSADA]Where stories live. Discover now