Luego seguí contándole la "historia" de mi vida, la que para mí si no las hubiera llegado a conocer sería una totalmente fatua vida. Pasaban las horas y la verdad es que Irene me acababa sorprendiendo incluso más de lo que ya lo había hecho anteriormente. No sólo me sorprendía su madurez sino también actos que hacía como por ejemplo, tenía uno o dos amigos de su edad que hacían pequeños cortometrajes de todo tipo, era difícil porque muy pocas veces tenían a disposición un ordenador sin conexión a Internet debido a que se debía cargar la batería pero se las apañaban bastante bien. También sabía tocar cosas muy básicas de piano que había aprendido mediante libros y DVD que encontraba por las diversas ciudades.

-¿Sabes qué quiero ser de mayor?- dijo mirándome ilusionada- Ya sé que va a ser difícil pero me gustaría ser doctora, se necesitan ahora mismo- dijo ella convencida.

-Bueno, lo veo bien, aunque tampoco creo que tengas demasiados obstáculos, piensa que cuando menos doctores hay más experimentados están el resto, además que Judit te puede enseñar un poco-

-Aunque sinceramente, me gustaría también pegarles tiros a los zombies- intenté evitar reírme pero no pude evitar soltar una pequeña risa -¿Por qué te ríes? ¿Es porque soy una chica?- dijo molesta.

-No- me reí- no tiene nada que ver con que seas mujer o dejes de serlo pero te puedo asegurar que no es agradable estar en primera línea, un tiro a lo mejor te puede satisfacer por venganza o simplemente no afectar, pero después de ver morir a tantísima gente de tantísimas maneras a cada cual más desgarradora y después de hacer salpicar de sangre tantos cuerpos de monstruos que antes eran personas... Acabas sufriendo y sintiendo de todo menos cosas agradables- dije seriamente.

-Tengo buena puntería eh-

-No se trata de puntería, imagínate que te vienen por lo menos 100 V, poco a poco tus compañeros van siendo devorados y vas siendo acorralado, estás lleno de sangre y no sabes si es de un compañero o de los tantísimos... "Zombies"- dije haciendo el gesto de las comillas con los dedos -Sufres por toda la gente que conoces mientras te intentas poner a salvo a ti y todos tus compañeros, a los familiares y gente querida que gracias a ti está refugiada-

Irene calló, procesando toda la información que le había dicho pero intentando quitarle hierro al asunto volvió a hablar:

-Pero seguiría teniendo buena puntería-

Entonces la miré a los ojos.

-¿Tú crees? Vamos a probarlo-

Entonces me fui del comedor y subí las escaleras hasta mi habitación para coger el revólver y lo cargué. Bajé de nuevo y acompañé a Irene al jardín. Seguidamente coloqué unas cuantas latas en una pequeña mesa de café que había allí y que delataba la adicción a la cafeína de sus anteriores dueños debido a las innumerables huellas oscuras que dejaron allí las anticuadas tazas de porcelana.

-Hay 6, si consigues dar al menos a 3 latas consideraré que tienes buena puntería- le dije.

-¿Está cargado?- preguntó.

-Sí, ten cuidado- entonces le fui dirigiendo para indicarle cómo ponerse para que el retroceso del disparo no fuese tan fuerte -Separa más las piernas y pon los brazos fuertes y no te lo acerques tanto a la nariz si no quieres rompértela-

-Vale vale, pero déjame disparar por mi cuenta-

En un principio no la iba a dejar sola disparando un arma que era bastante potente, pero ella insistió. Aún así por si acaso me quedé detrás de ella. Durante 5 segundos se quedó apuntando y cuando vi que iba a apretar el gatillo puse rápidamente una mano delante de su cara y con la otra evité que resbalara hacia atrás. Ella perdió el equilibrio y se desequilibró delante de mí pero pude aguantarla y el revólver chocó contra mi palma, que gracias a lo desgastada que estaba me fue reacia al dolor, aislándome parcialmente del impacto.

V-Virus #TBNAwards18Where stories live. Discover now