A cubierta

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-¡Zack! -chilló zarandeándolo de los hombros desesperada -¡Tenemos que sacarlos de ahí!

Le importaba poco estar en plena batalla. Tenían que salvarlos.

-¡Has algo! -las lágrimas salían sin control alguno por sus ojos.

Ambos corrieron junto al barandal. Zack jamás la había visto así. En ese momento los barcos crujieron y se acercaron por culpa de una ola. Esmeralda soltó un chillido de horror cuando pareció que chocarían lo que hubiera aplastado a los hombres abajo.

-Soltaremos las anclas para que trepen por las cadenas -le dijo Zack y ella asintió sin mover la mirada del agua.

Abajo, los hombres seguían luchando. Los piratas tenían a su favor sus vestimentas, que, a diferencia de la de los españoles, era ligera y cómoda y no resultaban un estorbo en el agua. Esmeralda los miraba angustiada. Una vez más los barcos se acercaron y el de los piratas golpeó a uno de los hombres que empezó a hundirse. Casi al instante otro de los hombres se sumergió en busca del herido y tras unos momentos ambos emergieron.

-¡Cuidado abajo! -se oyó el grito de Zack que fue coreado por todos los piratas.

La capitana giró para ver la batalla y sintiendo una pizca de orgullo comprobó que sus hombres iban venciendo.

Volvió su mirada una vez al mar al escuchar las anclas salpicando en el agua. Casi al instante uno de los hombres nadó y sujetándose de la cadena empezó a trepar. Esmeralda soltó un suspiro de alivio al reconocerlo como uno de sus hombres.

Corrió a buscar sogas y a amarrarlas al barandal para tirarlas dejándolas caer por donde salía la cadena para que pudiera trepar por ella a cubierta. Cuando se asomó nuevamente vio con horror que un español subía detrás del pirata que ya había podido reconocer como Tom. Antes de que pudiera gritar una advertencia el español jaló al pirata intentando botarlo. Tom quedó colgado de una pierna que se había enganchado en uno de los huecos de la cadena. Soltó un alarido y Esmeralda podría haber jurado que había escuchado su hueso quebrarse. La furia la invadió y sujetándose a una de las sogas saltó de la borda. Cuando sus pies alcanzaron la gruesa cadena de fierro miró unos instantes sus manos que estaban rojas y totalmente raspadas.

Sacó su pistola y apuntó al español.

-¡Salta ahora! -le ordenó.

Él la miró entre aterrorizado y desconcertado.

-¡Al agua! -gritó señalando el mar.

El español desenvainó su espada. Esmeralda no dudó ni un instante y le disparó en el hombro.

Al español se le escapó un grito de dolor y cayó al mar. La pirata se apuró en guardar el arma y se deslizó rápidamente por la cadena para tomar a Tom de la mano ayudándolo a enderezarse. Con cuidado desengancharon su pierna. El pirata apretó los dientes.

-¿Puedes subir? -le preguntó preocupada.

-Creo...

-La debes tener rota. Yo te cubro.

Cuando llegaron a la parte más alta de la cadena ambos levantaron la mirada y se encontraron con Zack que los saludó y lanzó otras dos sogas.

-¡Zack, a la señal, lo suben! -gritó ella mientras amarraba a Tom fuertemente de la cintura con diferentes nudos.

Él la miró agradecido y se sujetó enroscando sus brazos a la soga.

-Drake...

-Está abajo, lo sé -le sonrió tristemente -si la batalla no ha terminado del todo te ordeno que vayas a refugiarte ¿Entendiste?

Tom puso los ojos en blanco y en ese mismo instante los piratas que se hallaban a cubierta empezaron a jalar la soga elevándolo. Poco a poco lo fueron subiendo. Esmeralda esperó hasta ver que lo ayudaban a pasar el barandal y quedaba a salvo. Le quedaban dos hombres más. Bajó una vez más por la gruesa cadena de hierro hasta que llegó al punto donde el agua mojaba sus botas. Desenvainó su espada mirando alerta el agua a su alrededor. A unos 15 metros, en medio de un charco de sangre que salía de su hombro y cargando a un hombre inconsciente divisó a alguien que se le acercaba. Al llegar junto a la cadena, el herido enganchó al desmayado sacándoselo de encima como si fuese un saco de carga. De no muy lejos otro hombre empezó a acercarse. La pirata notó sorprendida que el brazo herido no era el derecho como el que ella había herido al español. Obligó con la punta de su espada al hombre a levantar la cabeza.

Esmeralda tuvo que hacer un enorme esfuerzo al ver a Drake para no lanzarse sobre él a besarlo lo que los hubiera tirado a ambos nuevamente al mar.

-Hola preciosa, lindo día ¿no?-susurró él intentando ocultar una mueca de dolor.

-Me has dado un susto de muerte. ¿Qué parte de cuidate no entendiste?

-Antes que cuidarme mi prioridad es cuidarte y se que ese barco es tu vida.

Esmeralda estuvo a punto de contestarle algo pero se contuvo pensando en que ninguno estaba listo. En su lugar dijo:

-Es madera. Tu vida vale más. La proxima vez que hagas algo así desobedeciendo mis órdenes te juro que tendrás que trapear la cubierta una semana entera.

-¿Cuidarme era una orden? -rió el atorándose y empezando a toser -de haber sabido...

-Te hubieras lanzado igual.

En ese momento llegó otro hombre.

-¿Vas a poder subir? -le preguntó mirando su brazo herido.

-¿Lo dudas acaso preciosa?

Esmeralda sonrió y apuntó su arma hacia el recién llegado. Sin apartar la vista del español que la miraba atónito le preguntó a Drake:

-¿Quien falta?

El pirata bajó la mirada y empezó a subir por la cadena.

- Yo le diré a Zack si lo prefieres.

Esmeralda tuvo que luchar por no apartar su mirada de su enemigo que podría aprovechar cualquier distracción y quitarle la espada.

-¿Murió...

-Jack.

En Alta MarWhere stories live. Discover now