4

2K 94 7
                                    

Han pasado un par de días desde lo ocurrido con los borrachos nocturnos y aún tiemblo de miedo cada vez que lo pienso, es imposible que pueda concentrarme en cualquier cosa sin que sus caras vengan a mi mente, y después, pienso en él. ¿Qué hubiese pasado si él no hubiese estado ahí? No lo sé, ni siquiera quiero pensarlo. He evitado mucho la conversación con Yousra sobre lo que está afectandome últimamente y ella no para de repetir que estoy rara.

Suelto todo el aire que tenía contenido y noto un par de miradas mientras avanzo hacia mi pupitre antes de sacar mi portátil.

-Salam aleikom- Me saluda cuando se sienta a mi lado.

-Aleikom salam- Hago un intento de sonreir.

-¿Estás bien?- Me pregunta- Ya sabes, por lo del otro día cuando...

-Sí- Respondo antes de que termine su frase- Quería agradecertelo de corazón, Ridwan- Digo sonrojada jugando con mi hijab entre los dedos.

-No me des las gracias, cualquiera hubiese ayudado- Responde, saca un archivador de su mochila y comienza a buscar algo entre sus hojas.

-Es como si hubiese estado planeado, estabas allí en el momento exacto.

-Maktub- Responde sonriente- Entonces, ¿Vamos a empezar con ese trabajo esta tarde? Creo que hay que entregarlo pronto, y si no, no vamos a tener tiempo.

-Uhm, sí, el trabajo...- Contesto desubicada.

-No te preocupes, podemos vernos en una cafetería o biblioteca pública- Sugiere captando mi preocupación.

-Sí, eso sería bueno.

De todas formas, él me salvó el otro día, no pienso hacerle buscar un compañero nuevo después de que todo el mundo posiblemente hayan entregado sus trabajos.

-Entonces..., ¿hoy a las cuatro y media te parecería bien?

-Genial.

-¿En la biblioteca?- Me pregunta.

-No sé donde está.

-Entonces, puedo ir a recogerte a tu edificio, ahora que sé donde vives- Asegura.

-Perfecto, entonces nos vemos hoy.

-In cha Allah- Añade y sonrío.

-In cha Allah.

...

-¡Nur!- Grita Yousra como si la estuviesen asesinando.

-¡¿Qué ocurre?!¡¿Yousra?!- Pregunto desde el espejo del aseo.

-Vístete y ven, hay alguien esperándote- Informa entrando, y la sangre se me sube a las mejillas- ¿Quién es?¿Vas a irte sola con él?¿Por qué no me lo habías contado?

-No te preocupes- Respondo tranquilizadoramente- Es mi compañero de clase, tan solo nos han mandado redactar un trabajo en parejas.

-Oh- Responde y sonríe- Es musulmán, me ha deseado la paz como saludo.

-Lo sé, se llama Ridwan- Respondo y ella da pequeños saltitos.

-Ya te sacaré algo más de información, amiga- Bromea- No hagas que te espere más.

-Ya voy- Respondo y me cubro el pelo con un hijab negro.

Salgo del baño y me dirijo a mi compañero, el cual me lanza una mirada de abajo a arriba y cuando se da cuenta de que nuestros ojos coinciden retira su mirada avergonzado.

-Salam aleikom- Saluda y sonrío.

-Aleikom salam- Respondo cogiendo mi mochila- ¿Nos vamos?

-Perfecto- Responde y extiende la mano para que le de mi mochila.

-No importa, puedo llevarla yo- Contesto y él está apunto de insistir cuando decide dejarlo en el aire.

De todos modos, solo vamos a hacer un trabajo, no tiene porque ser tan caballeroso conmigo.

Caminamos hacia la biblioteca en un silencio algo incómodo, pero no me importa, quiero acabar cuanto antes.

No quiero decir que su compañía sea mala, pero él es un hombre, por muy educado que sea, estar con él a solas me parece algo violento y más después de lo que pasó la otra noche.

Entramos en la biblioteca, la cual está a dos calles del campus, y comenzamos nuestro trabajo sobre literatura, trabajamos duro durante un par de horas y los párpados comienzan a pesarme.

-¿Estás cansada? Podemos ir a la cafetería y acabar el resto mientras tomamos una bebida caliente.

-Eso sería genial- Respondo antes de darme cuenta de que no he traido dinero- Eh, pero yo... no tengo con qué pagar, debería subir a mi habitación...

-No importa, no iba a dejar que pagases tú- Ríe mostrando sus perfectos dientes blancos y me sonrojo completamente.

-Eres muy amable, pero prefiero no tomar nada si no tengo dinero- Contesto.

-No vamos a acabar nunca con esto si no me dejas pagarte un café, tienes ojos cansados y sólo hay que ver como se te cierran cuando escribes en tu portátil, llevas media hora para escribir una línea.

-Tienes razón- Río.

Me gustaría ser educada y asegurar que la próxima vez le invitaré yo, pero no quiero asegurar que vaya a ver una próxima vez.

-Entonces, ¿vienes de muy lejos?- Me pregunta cuando salimos de la biblioteca.

-Uhm, dos horas en tren- Contesto.

-¡Vaya!- Exclama- Sí que vives lejos.

-¿Y tú?

-Yo vivo en la ciudad de al lado, a tan sólo veinte minutos en coche.

-Puedes volver a casa siempre que quieras- Comento amable.

-Sí, pero la verdad es que estoy bien aquí. Vivo en una fraternidad, están siempre de fiesta, por eso salgo a entrenar cada vez que se llena la casa de borrachos y chicas medio desnudas. Pero por lo demás, es genial, me siento independiente y libre. Me gusta la universidad.

-Oh, por ello estabas la otra noche en la calle- Pienso en voz alta y después cubro mi boca.

-Sí- Ríe- ¿Y tú?¿Has vuelto a tener esa clase de pesadillas que te tenía preocupada?

-La verdad es que desde lo ocurrido no puedo dormir bien- Respondo por no confesar que, en realidad, desde que le conocí no puedo dormir.

-Esos tipos...- Dice y aprieta sus puños- Son unos canallas, no sé como son capaces de tocar una mujer que intenta resistirse.

-Estaban borrachos- Respondo con asco.

-El alcohol hace al hombre un animal- Afirma y asiento- No deberías salir sola tan tarde- Afirma y frunzo el ceño.

Sé que sólo es una simple preocupación, pero no voy a permitir que me quiera mandar lo que hacer, soy adulta y sé perfectamente cómo debo comportarme.

-Tampoco debería estar caminando a solas con un hombre- Contesto de malas maneras.

-¿Crees que soy un hombre cualquiera?¿Uno como ellos?- Pregunta- Sólo somos compañeros de clase, y creo que te trato con mucho respeto como para que pienses que yo te haría algo a ti- Dice enfadado.

-Todos los hombres sois iguales- Contesto- Algunos con más o menos educación, pero igualmente no deberíamos estar caminando a solas, nunca se sabe lo que puede ocurrir.

-¿Eso me dices a mí, que te salvé de aquellos canallas?- Pregunta demasiado alto y toma mi muñeca frenándome.

Veo en su mirada una furia creciente y al agarrarme con fuerza, mi pecho parece quedarse sin aire recordando como esos hombres me tenían retenida.

-Lo siento- Digo y tiro de mi muñeca zafándome de su agarre- Pero creo que esto no ha sido buena idea, vamos a acabar el trabajo esta tarde y después pienso cambiarme de pupitre, y solicitar trabajos individuales.

Habiba -halal love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora