☀️ Pequeño y gigante ☀️

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BamBam se dejó hacer por su mejor amigo, permitiéndole pasear libremente sus dedos por su cabello. Miraba con atención cada gesto que YuGyeom hacía, el ligero tono carmín que adornaba los pómulos del menor y la sonrisa que éste tenía en sus pequeños labios.

  — ¿De verdad... te gusta?

  — Me encanta. Es muy genial y único, como tú.

Los latidos de BamBam incrementaron su velocidad. Podía sentir como las maripositas de su estómago despertaban y comenzaban a revolotear por todos lados.

Y eso para BamBam no era agradable.

YuGyeom gateó hasta que sus rodillas chocaron con la cintura de BamBam.

Vamos, YuGyeom. Como lo practicaste. Se dijo a sí mismo cuando el pánico comenzó a invadirlo.

El miedo de perder a BamBam lo había detenido a decirle sus sentimientos y ese momento no era la excepción.

En su cumpleaños creyó que BamBam se confesaría, pero después de la interrupción el tailandés comenzó a evadir cualquier conversación seria que YuGyeom quisiera iniciar, esto hizo que el menor concluyera que su suposición fue errónea.

  — Gyeomie...

  — Tengo algo que decirte.

BamBam tragó saliva, asintiendo tímidamente. La mirada de YuGyeom le ponía los pelos de punta, lo veía tan fijamente que sentía que su cara se gastaría.

  —Te... te escucho.

¿Y si me rechaza?

¿Y si se aleja?

¿Y si lo pierdo?

No puedo, mierda. No puedo...

¿Cuánto más vas a esperar? La voz de Mark interrumpió su negativo cuestionamiento.

Ahora o nunca, Kim.

Y justo cuando la determinación estaba en su punto, el celular de BamBam sonó en la sala.

  — ¿No vas a contestar? — preguntó YuGyeom al ver que BamBam seguía en su sitio, mirándolo expectante.

  — Estás por decirme algo. ¿O no?

  — Sí, pero... ¿Y si es algo importante?

Excusas, excusas y más excusas.

  — Nada es más importante que tú.

La paciencia de BamBam comenzó a disminuir en el momento en que YuGyeom se puso de pie, dándole la espalda y caminando a la sala.

  — YuGyeom. — lo llamó BamBam, casi con súplica.

  — Es Mark hyung. — informó tomando el celular del tailandés.

La mirada indiferente que YuGyeom le dirigió casi fugazmente le heló la sangre al extranjero. Éste se puso de pie y se acercó a YuGyeom, quien seguía con su celular en mano.

  — Puedo hablar con él luego. — dijo BamBam sujetándolo de la manga de su camiseta.

  — Conmigo también. — YuGyeom le entregó el teléfono para después huir a la cocina.

Se estaba comportando como un idiota. Lo sabía pero no podía evitarlo. Muchos sentimientos y emociones lo estaban volviendo loco.

  — YuGyeom, ya basta.

  — "Ya basta", ¿de qué?

  — De evitarme.

  — No estás en posición de pedirme eso siendo que tú me has estado evitando desde mi cumpleaños.

SUNSHINE ☀️ 2JAEOnde histórias criam vida. Descubra agora