Dejo de torturarme con cuestiones que simplemente sé que no podré resolver, resignada a que aún no conozco lo suficiente a Zayn como para intentar predecir el destino de la noche. No estoy ni cerca de aproximarme, por lo que no tengo otra alternativa más que improvisar.

El atuendo termina siendo un vestido negro y corto, que no logra ser ni muy casual ni muy formal: el término medio perfecto. Junto con eso, unos zapatos de tacón alto del mismo color, y un toque de mi perfume favorito. Me observo en el espejo y sonrío complacida.

Debo admitir que tengo altas expectativas para disfrutar la noche con mi nuevo amigo.

(...)

Es a las ocho en punto, tal y como él me había prometido, que escucho sonar el timbre, reclamando para que alguien fuese a abrir la puerta. De este modo, bajo las escaleras, sin poder evitar permitirme ser un poco vanidosa al observarme de reojo en el espejo colgado de la pared. Una vez que abro la puerta, no consigo contener una amplia sonrisa al encontrarme con Zayn. Luce espléndido.

-¡Hola! -me saluda, entusiasmado, con un beso en la mejilla-, ¿Me he tardado mucho?

-En lo absoluto, llegaste perfecto -respondo aturdida, todavía un poco embobada con la imagen que se me exhibe en frente.

-Luces... Bellísima -confiesa.

-Gracias, Zayn. Tú también te ves muy guapo -comento sin reparo alguno, aunque sí desviando la mirada. No quiero sonrojarme.

Y de repente, me doy cuenta de que aún lo tengo ahí afuera parado en la puerta como si nada.

"Por qué diablos es que soy tan torpe."

-¿Quieres pasar a tomar algo antes de irnos? -sugiero, haciéndole una seña para invitarlo a pasar adentro.

-De acuerdo, te aceptaré un vaso de agua -acepta, siguiéndome hacia el interior de la casa mientras yo me adentraba a la cocina-. Hice la reservación a las 8:45, así que imagino que tenemos unos minutos -dice, apoyándose en uno de los muebles-. Hey, y en serio, otra vez, disculpa la tardanza. Te aseguro que la puntualidad no es mi fuerte, pero hago lo que puedo.

-Hey, estamos bien con la hora, relájate -le sonreí-. Y ahora que lo mencionas, ¿Qué te ha sucedido?

-Me quedé pegado en una conversación por Skype con mi madre y mis hermanas, no me querían dejar ir -explica, y sin contenerme, le dedico una mirada desentendida mientras busco un par de vasos en la alacena.

-¿Cómo es eso?, ¿Dónde se supone que están ellas entonces? -le pregunto, expectante a que me conteste.

Zayn's POV

Por supuesto que he olvidado ese detalle. Ashley no tiene ni la más mínima idea de nada, por lo que tengo que readaptar mis historias y anécdotas a la vida de un chico normal de Inglaterra, no a la de otro integrante de una de las bandas más populares del mundo.

-Es que... Bueno, yo no soy de Londres propiamente tal -explico-, en realidad solía vivir en Bradford, pero... con mis compañeros de banda nos vinimos a Londres, ya sabes... Para... Eh... Probar suerte con este asunto de la música -explico alargando las palabras intentando de darme el tiempo para ingeniarme una excusa decente. Y lo he conseguido, o algo así-. En fin, ellas todavía no se acostumbran a la idea de verme lejos.

-Eso es adorable -dice, y realmente creo que así lo piensa-. Se nota que te importa tu familia. Es decir, es en esa clase de detalles que uno lo demuestra.

-Así es... Esas cuatro mujeres son lo más importante de mi vida, y creo que es algo mutuo ese sentimiento de la distancia y la separación -mi lengua quería continuar hablando, mas tuve que callarme. Si llego a profundizar demasiado en el asunto, implicaría traer a flote todo lo que concurría a One Direction, la fama, las giras, y un montón de cosas más que aún no estoy preparado para conversar con ella.

-¿Y qué tal estuvo ese turno nocturno de anoche? -pregunto, solo por desviar la conversación de la dirección que estaba tomando.

-Ah... Bueno... No es tan agotador. De hecho, los únicos quienes llegan a la cafetería durante la noche son.. Ya sabes, chicos de nuestra edad con amigos tan borrachos que necesitan un café antes de ser llevados a casa. El público no varía mucho, y el trabajo no es intenso, así que si tengo a mi lado un buen libro logro pasar bien el rato -explica.

-¿No es un poco peligroso? -me atrevo a preguntar.

-La vida no es nada si no corres riesgos, Zayn -dice ella en cambio-, aunque este solo sea un borracho en el interior de una cafetería -agrega encogiéndose de hombros.

-Estás loca -digo sonriéndole. Permanecemos entonces conversando durante un par de minutos más, hasta que desvío la mirada a mi reloj de pulsera y le digo-: Hey, ¿Te parece si vamos saliendo?

Ella asiente y salimos de la casa hasta mi vehículo, yendo directamente al restaurante que Harry me había recomendado. Una vez que llegamos al lugar, debo decir que tanto ella como yo quedamos fascinados.

-Wow, Zayn, este sitio es fantástico -murmura ella, observando a su alrededor la preciosa decoración.

En realidad, todo es muy elegante, aunque ambos parecemos estar vestidos adecuadamente. Las preciosas lámparas de araña que cuelgan del altísimo techo, junto con las esculturas de cristal, y los colores que variaban entre dorado, rojo y blanco daban la sensación de estar en otra época.

-Es genial -admito-. Me lo recomendó un amigo, no creía que verdaderamente pudiese ser tan espectacular como él me lo describía.

Ciertamente, no había confiado del todo en las palabras de Harry. Pero al final, había tenido toda la razón. Era el lugar perfecto para llevar a una chica e impresionarla de una buena forma.

En eso es que llega el mesero, nos entrega el menú y nos da la bienvenida, ofreciéndonos un vino francés para beber mientras nos dedicamos a decidir qué vamos a pedir. En eso es que perdemos una buena cantidad de rato leyendo lo que se nos ofrecía, indecisos, pidiendo finalmente platos de nombres indescifrables, desafiando a la posibilidad de que sencillamente no nos gustara lo que ordenamos. Sin embargo, una vez que llega la comida, no podemos oponer quejas, esta está perfecta. Y ni hablar del postre, petit de gateau, un delicioso bizcocho de chocolate, con salsa en su interior, acompañado con dos bolitas de helado de vainilla.

Así también aprovechamos de hablar de todo un poco, de esto y aquello. Conversaciones de mi familia, historias con mis hermanas, junto con historias de Ash recordando a su madre y su padrastro, o otras anécdotas más recientes con su amiga Michelle, su mejor amiga y compañera de trabajo, o con su abuela, precisamente la mujer que había permitido que nos conociéramos. Pues, si ella no hubiese mandado ese día en particular a Ash al supermercado, aquella cena, probablemente, jamás se hubiese concretado.

No soy creyente de estas cosas, pero admito que durante un segundo acepté que el destino podría haber sido culpable de todo esto.

(...)

Es recién cuando vamos saliendo del restaurante que uno de los meseros se me acerca para susurrarme algo al oído.

"Señor Malik, hay un montón de paparazzis esperándolos por la puerta delantera."

Joder. No puede ser. ¿Cómo se enteraron?, ¿Quién mierda les dicho?

Trato de que mi rostro no me delate, y asiento. No puedo explicarle nada a Ash, tengo que evitar que se de cuenta de ello.

-Muchas gracias, entonces saldremos por la puerta trasera. ¿Es posible? -le digo al hombre, quien asiente y nos guía hacia allá.

Ash abre la boca para decir algo, mas la interrumpo cogiéndola de la mano para que me siga. Aún no tengo una coartada que me respalde así que prefiero ignorar su voz que hace preguntas tipo: "¿Qué sucede?, ¿Zayn, a dónde vamos?"

¿Cómo puedo explicarle que un montón de paparazzis se han amontonado a la afuera del restaurante, expectantes por nosotros? No es el momento para sincerarme, definitivamente no lo es. Aunque sí es una señal que me advierte que tengo que hacerlo pronto, por lo que me obligo a mí mismo a prometerme que pronto hablaría con ella respecto de todo el asunto de la fama.

No puedo seguir escondiéndole esa parte tan importante de mi vida. Ese puto secreto pronto terminaría pasándome la cuenta.

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