Miedo

44 5 7
                                    

Su reacción al leer la carta frente a mí, fue desconcierto y tensión en cada poro de mi piel. Quedé petrificado de pánico al observar sus gestos de incertidumbre.

-Por Dios, Amy, dime algo- casi grité, tomando bruscamente su hombro.

Quería abrazarla como cada vez que estaba callada y pensativa porque ese idiota la hería con palabras o actos.

-Espera- dijo, soltándose de mi agarre-. No sé porqué saber que estas enamorado de mí, me... me perturba tanto.

Sus ojos brillaban, sabía que de un segundo a otro lloraría. Tanto llegué a conocerla que me dolía su sufrimiento, festejaba su regocijo, odiaba lo que le hacia daño-. Ariel, por ejemplo-. Pero me sentí inútil.

¿Me estaba rechazando o tenía que esperar que lo dijera más claro?

-Pero, no entiendo, explicame-pedí al borde de la angustia. Miré al vacío esperando que hablara, pero ella, supongo aún tenía hecha bolas sus ideas.

-Sucede que te quiero mucho-confesó de golpe derramando un par de lágrimas en el acto -. Eres... el chico con el que jamás soñé, tienes todo, incluso aunque no seas atractivo me llamas la atención.
»Pero yo no te amo, no como lo deseas, tú sabes a quien amo y dolorosamente no puedo olvidar así como así, no puedo mandar al carajo todo de repente - hizo una mueca de enfado, como si decir eso le causara enfado o despertase un viejo resentimiento.

-Sé qué Ariel es un imbécil. Tu misma lo sabes -señalé-, no es justo que quieras a alguien que te dice un día algo bonito y al otro te falte al respeto nomás porque sí. No es justo que llores por lo que te hace y aun así vuelvas con él, mientras yo tengo que consolarte, buscar mi repertorio de chistes, invitarte a salir para distraerte de tu relación tóxica con ese idiota, para que al final yo sea el amigo que te consuela y Ari el novio que se lleva tus besos, tus palabras de amor, tus máximas atenciones, sin contar que te lastima por pasatiempo. ¡Maldita sea! ¡Escuchame!- grité con todo el aire que tenía-¡Yo te amo, te amo, Amanda y eso no cambiará! Jamás te haría daño como él.

Mirándola en ese estado, no pude controlarme y la abracé como acto reflejo. Al oído me dijo "perdoname, quisiera hacerlo, pero no puedo" y un segundo después me separé de su cuerpo para irme en mi motocicleta a casa. El camino era tan largo que de lo triste que me encontraba, tardé media hora más en llegar de lo normal.

Era mi única oportunidad, nada sería igual ahora. Ni amigo para olvidar penas, ni novio. Simplemente dos personas con un pasado común.
No volvería a buscarla. Ahora le tocaría a ella recuperarme, estando dispuesta a algo más conmigo que solo amistad.

No correspondidoWhere stories live. Discover now