Capítulo 11: Decisiones

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Todos le miraban y era algo que no podía cambiar. Quizá se estaba acostumbrando a esa sensación tras haber pasado los últimos meses en un poblado donde él era el bicho raro, el blanquito diferente a todos, el que no sabía hacer absolutamente nada. Esto ahora le parecía un juego de niños.

Siguió a su hermano por el campamento, quien se negaba a soltarle como si al hacerlo, su hermanito fuera a desaparecer de nuevo. No pudo evitar sonreír al sentirse de nuevo en casa, querido por su hermano, aunque la sonrisa se borró de su rostro tras atravesar el gran patio y encontrarse a su padre en la puerta de la casa. Ni siquiera parecía inmutarse, seguía allí sentado con su cigarro, sentado en el porche de madera como si no hubiera ocurrido nada especial.

- Padre... - comentó Sasuke intentando captar su atención.

- Me alegra que hayas conseguido escapar, sabía que al final lo harías de alguna forma.

- Yo no... - intentó hablar, pero al ver cómo Itachi le miraba con esos ojos de "cállate", prefirió no continuar la frase.

- Deberías entrar, tu madre estaba preocupada por ti. Seguro que verte le calmará los nervios.

- Yo no me he escapado – le aclaró entre susurros a su hermano.

- Ya... ¿Crees que papá te creerá? A él no le interesa nada excepto su trabajo. No iba a cambiar nada saber o no la verdad.

- Nunca cambiará, ¿verdad? Sólo tiene ojos para ti.

- En cierta forma te quiere, sólo que... no es bueno expresando las cosas.

- No intentes endulzarme las cosas como cuando éramos niños, antes te creía, ahora he crecido, no puedes disculparle siempre, no puedes cubrir sus errores.

Sasuke se adelantó entrando en la casa. Sabía de sobra que su hermano nunca lo había hecho de mala fe, de hecho... sus palabras siempre le habían animado. ¿Cuántas veces preguntó si su padre le quería? ¿Cuántas si estaba orgulloso de él? ¿Cuántas si realmente había deseado un segundo hijo? La respuesta de Itachi siempre era la misma... que su padre le quería aunque de una manera peculiar. Intentaba buscar excusas que poner y él quería creerlas, era un niño, pero ya no lo era.

Al entrar en la casa, su madre que preparaba la comida, se apresuró a limpiarse las manos en uno de los trapos y salir corriendo a abrazar a su pequeño. Por primera vez en mucho tiempo, la sonrisa sincera de Sasuke regresó, ésa que sólo salía con dos personas, su hermano y su madre.

- Mi pequeño – susurró su madre abrazándole con fuerza.

- Mamá... ya he crecido – comentó – ahora soy un hombre casado.

- Siempre serás mi pequeño.

Dejó que su madre le abrazase y le mirase de arriba abajo, al fin y al cabo, tampoco estaba seguro del tiempo que tendría con su familia antes de tener que volver. No mucho o Naruto se preocuparía y no quería eso después de lo bien que le había tratado allí.

- Huele muy bien – sonrió Sasuke.

- Es un estofado, de esos que te gustan.

- De tu comida me gusta todo – le aclaró Sasuke.

- Estás más delgado. ¿No comes bien? ¿Te han hecho algo?

- No, estoy bien. Quizá es que no estoy muy acostumbrado a la carne de caza y me cuesta un poco comer de sus platos, pero me acostumbraré.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora