Capítulo 19.

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Jesús resoplo, harto de que le tomaran el pelo, y era normal, yo también empezaba a hartarme de aquella escena.

—David y Héctor se han peleado, la habitación de David ha quedado hecha mierda. —explicó Cristian medio riendo.

—Vamos, esos dos no se pueden quedar quietos. —respondió Jesús muy serio, me miró.

Hizo un gesto con la cabeza, señalando la dirección por donde se iba a su fraternidad, indicandome que fuera con ellos. Yo miré a Cristian y a Alex, que sonreían como si fueramos a liarnos ahí mismo, delante de ellos.

Jesús comenzó a caminar hacia donde había señalado con anterioridad y yo lo seguí, caminando a medio metro por detrás, mientras que los otros dos chicos nos seguían a escasos metros atrás.

A penas miraba hacia delante o hacia atrás, no quería mirar a nadie, únicamente deseaba pensar, lo que había podido hacer en escasos momentos aquél día, no me podía creer que estuviera perdiendo clases de aquella manera.

Minutos más tarde llegamos frente a la enorme casa, Jesús abrió la puerta y subió las escaleras rápidamente, dejando la puerta abierta para que entrasemos todos los demás.

La entrada estaba completamente desordenada, había diversos juegos de llaves, llaveros, móviles, billetes, monedas y condones todos juntos en un bol encima de un mueble situado junto a la puerta.

—Si quieres puedes coger uno. —dijo Cristian a mis espaldas, aguantando la risa.

Alex había subido detrás de Jesús, corriendo, cómo si se fuera a perder la pelea del siglo.

Me giré hacia Cristian y le sonreí falsamente, negué con la cabeza.

—No, gracias, ya tengo yo. —respondí yo y este soltó una breve carcajada.

Rodé los ojos y me dirigí al salón, conocía aquella casa como la palma de mi mano, había ido a cientos o incluso miles de fiestas allí, además, hubo una temporada, que prefiero olvidar, en la que iba todos los días.

No es así. {BA#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora