Capítulo 34

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Oí un gruñido procedente de Jesús, al tiempo que yo le asentía con la cabeza a Iván.

Caminábamos uno junto al otro, en completo silencio. Iván había insistido en llevarme al menos una bolsa, pero no consiguió convencerme.

Empecé a entender que él no era como todos los chicos con los que había estado antes, que no era como Jesús, como Christian, si no, tenía algo, algo distinto, algo peculiar.

Algunos minutos después llegamos frente a mi casa, abrí la puerta y dejé las bolsas a un lado de la puerta, lo cierto es que no me preocupé demasiado, no había ningún congelado o algo que necesitara meterse en la nevera, así que dejé una nota sobre una de las bolsas, que decía:
Quien pueda que ordene esto, estoy ocupada.
- Lilith

Cerré la puerta y choqué contra el pecho de Iván, que estaba prácticamente en la puerta. Me agarró del brazo, eliminando mi tambaleo en el acto. Le sonreí ampliamente, dándole las gracias simplemente con la mirada y con la sonrisa. El me guiñó un ojo y se paró se mi dando un paso hacia atrás.

—Quiero enseñarte un sitio. —susurró comenzando a caminar.

Yo lo seguí, caminaba a su lado, y, rato después, salimos de la calle para dirigirnos a Quién sabe donde, no tenía ni idea de a donde me llevaba, pero intentaba averiguarlo, reconociendo direcciones, calles y lugares que me resultaran familiares, pero nada.

GENIAL. ¿Cómo vuelvo yo a casa si las cosas salen mal? Encontrarás la manera. Siempre lo haces. Eres genial. ¿A quién pretendo engañar? Sabes perfectamente por que te dices todo eso cada día. Mejor no pensar en eso.

—Ya hemos llegado. —comentó rozando su mano con la mía, tras unos quince minutos de caminata.

Miré a mi al rededor absorta en la belleza de aquel lugar, no había estado nunca allí, ni si quiera lo habría llegado a imaginar en algún momento de mi vida.

No es así. {BA#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora