Capítulo 31

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Dedicado especialmente a todas esas maravillosas lectoras que han esperado tanto tiempo por una actualización. Las amamos.


ISABELLA'S POV

Podía sentirlo.

Podía sentir el amor, el anhelo, la necesidad y la dulzura en ese beso, las miles de maneras en las que Alec intentaba decirme que yo era lo más importante para él.

No las locuras de posesión que mi padre tenía, la necesidad de poder y sangre que caracterizaba a los Vulturis, el anhelo incontrolable de ser los dueños y señores.

No.

Alec expresaba una y otra vez la necesidad de tenerme a mí, de sentir posesión alrededor de nuestro amor.

El beso se acaba lentamente, pero no por falta de aire como usualmente los humanos lo hacen. Esta vez, los dos nos apartamos de forma lenta porque necesitamos una pausa, una mirada. Decir algo. Suspiro contra sus labios una vez abre sus ojos, incluso bajo la luz de la luna, en este momento, donde el anhelo de los besos es tan suave y romántico, el color rojo profundo de su iris no parece tan salvaje, tan fiero, tan imponente.

Sus ojos brillan de una manera diferente, sus pestañas negras y abundantes remarcan sus ojos, e incluso podría distinguir las suaves pecas que se formaban bajo sus pestañas cuando era un humano. Subo lentamente la mano y acaricio sus mejillas con las yemas de mis dedos, delineando su mandíbula de forma suave, cuando llego a su cuello cierro lentamente mis dedos alrededor de la curva de este, acerco mi rostro a su yugular y lamo lentamente la piel antes de morder de forma suave, Alec cierra los ojos y jadea.

Por años, desde que volví al Castillo e incluso antes de que me fuera, hemos hecho esto. Comparto de mi veneno con Alec, fortaleciendo su alma y su espíritu, una vez esto pasa, Alec necesita de mi sangre para sobrevivir a mi esencia nadando entre sus venas, me enderezco y le ofrezco mi muñeca, por lo que el muerde, y succiona con suavidad recibiendo entre sus labios mi sangre.

Era la única persona, además de Daniel, que jamás había recibido un sacrificio tan grande. Tal era el momento, tan débil y vulnerable podía dejar a un Ángel de la Muerte aquel tipo de muestra de afecto, que eran muy pocas las veces que Daniel o yo nos arriesgábamos a hacer algo como esto.

Pero los mellizos, Jane y Alec, habían sido los elegidos para siempre ser merecedores de aquel honor, probar nuestra sangre, una mínima parte de nuestro poder se transfería en aquel instante, y le daba más poder del que cualquier otro ser vivo habría podido probar al portador.

Una vez Alec se siente tranquilo y satisfecho suelta lentamente mi muñeca y lame en repetidas ocasiones la marca, hasta que la misma se cierra dejando solo una bonita cicatriz de medialuna, sobre la cicatriz de medialuna que había conservado de la vida que Edward aparentemente me había salvado.

Cierro los ojos y apoyo mi cabeza en el pecho de Alec, siento sus manos acariciar mi espalda lentamente, de arriba hacia abajo en movimientos circulares y sublimes, a duras penas rozando mi piel. Sé que tiene muchas cosas que decir, sé que me ama y está cansado de que yo no pueda responder a sus sentimientos. Sé que muchas veces le he decido que debe tenerme paciencia, pero ahora, devuelta en Forks, estoy aún más confundida de antes, sintiendo los recuerdos del amor perfecto que tuve con Edward sobre mi piel a cada segundo, casi puedo respirar el olor de su piel a veces, casi puedo sentir sus brazos fríos alrededor de mi cintura en las largas noches. Y aunque la casa donde solía vivir con Charlie está demasiado lejos de la propiedad en la que los Vulturi nos hospedamos, sin duda me cuesta no asociar cada lugar de este maldito pueblo alienígena con un recuerdo del vampiro vegetariano al que amé.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2017 ⏰

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Isabella VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora