Capítulo XXI

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¡Una carta desde Londres!
Había esperado demasiado para saber qué ha sido de mi hermano, dos años para ser exactos.
Dijo que mandaría correos por internet pero ninguno llegó, cada día saliendo de clases corría hacia mi habitación y actualizaba la bandeja... y nada, pasé casi tres meses hasta que me hice la idea de que nunca escribiría. Hasta hoy.
Había tenido un cálido desayuno en casa de Frank, parece que sus padres comienzan a aceptarlo, espero que me acepten con él.
El punto es que subí a mi habitación y justo sobre un par de copias se encontraba un sobre color rosa pálido, me acerque con extrañeza y lo tomé frunciendo los ojos.
En eso mi madre entró.
<Llegó esta mañana>habló con suavidad desde el marco de la puerta.
<No hubieras esperado, me la hubieras dado>le di vueltas para admirar el sobre antes de abrirlo.
<Bueno, no sabes lo que contiene, tal vez arruinaría el desayuno>
<No seas pesimista, en estos momentos no necesito eso>la miré para que se retirara del cuarto, que incómodo que alguien te vea leyendo algo emotivo. Captó la indirecta y sonrió, salió y cerró la puerta.
Como niños en navidad corrí a mi cama y me lancé abriendo el sobre a toda velocidad.
En el frente de una hoja blanca decía mi nombre con letra cursiva.

GERARD,
Todo aquí va genial, la escuela en la que estudio no se parece para nada a la de Jersey y bueno... te tengo que poner al pendiente de todo lo que ha pasado claro.
Antes que nada aclaro que no escribí porque al inscribirme en la escuela leí el reglamento y no permitían aparatos electrónicos, ya sabes ya que es una escuela/academia, donde tienes compañero de cuarto, como a la antigua, espero que no te hayas molestado.
De cuando en cuando los chicos y yo salimos por la noche y nos vemos en un parque cerca con unas chicas que conocimos en una excursión y bueno, creo que por fin siento algo serio.
Espero que no lo tomes a mal Gee pero creo que estoy bien con papá, prometiste que estaríamos juntos y lo estaremos pero... no ahora.
Desde Londres, tu hermano Mikey.

Arrugué la hoja con fuerza y la lancé hacia alguna parte del lugar, tomé mi almohada y solté un grito desde lo más profundo de mi ser.
<TE ODIO>la almohada impedía que sonara demasiado fuerte.
<Te odio, te odio>sin analizarlo, ese odio formado en mi estómago se convirtió en llanto.
Resbalé de mi cama y abracé mis rodillas callando el llanto para no llamar la atención de mi madre.
Todo el maldito esfuerzo, los gritos de la gente hacia mí porque la pizza estaba fría, llegar a casa constantemente oliendo a salsa de tomate, todo eso para nada.
...

Me quedé dormido en el piso y cuando abrí los ojos la tarde ya estaba por terminar, solté un pesado suspiro y me puse de nuevo de pie.
Lo primero que hice fue renunciar al dichoso trabajo, lo segundo fue sacar de mi cajón una lata amarilla.
Fui escaleras abajo y salí directo hacia la casa de Frank, de nuevo.
Su padre abrió la puerta.
<Hola señor>me saludó de vuelta<Mire no creo que necesite ayuda con lo de Frank pero si es que alguna vez carecen de dinero pues... tengo esto>extendí la lata y dudó para tomarla.
<Tranquilo hijo, tenemos cubierto todo>desvío su mano y golpeó suavemente mi hombro<Úsenlo para divertirse>
<¿A qué se refiere?>baje la lata y no dije más.
<Vamos, Pasas tiempo aquí y bueno, nadie daría lo que das por mi hijo por nada, sientes algo por él>a pesar de vi gruesa voz no me sentí mal.
<Señor... no usted ... entiende mal yo...>me interrumpió.
<Tranquilo Gerard, sólo quiero que sea feliz, si tú lo haces feliz, adelante>levantó una ceja<Pero tengan cuidado, sabes de lo que hablo>enérgico asentí y los dos reímos.
<Anda, regresa a casa y guarda ese dinero, ya verás qué hacer>palmeó mi espalda y me sentí más feliz.
Me alegra ver el avance positivo en su familia, ojalá la mía no hubiera salido con algunos defectos.

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Corto ya sé, amo a todos como siempre, hoy no podré mencionarlos pero ya saben quienes son.
Adiooos

&quot;Rich guys, one cares&quot; [Frerard]Where stories live. Discover now