Capitulo #28

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Jueves 8 de octubre del 2020

11:33 p.m.

Lugar desconocido.

Le gustaba cocinar, se había convertido en su actividad favorita desde el accidente, no tenía idea de si siempre había sido así, pero supuso que realmente al final ya no importaba. Todo lo que tenía era el presente y por eso se encontraba preparando un pie de manzana para su hijo, el adoraba dicho pie, Adam se encontraba trabajando, así que estaban los dos solos en la casa, ella no había regresado a trabajar no quería salir a ningún lado. Aun le costaba entender que había perdido casi todos sus recuerdos los que equivalían casi igual a haber perdido su identidad, las personas nos forjamos por los recuerdos de todo lo que hemos vivido, lo que pensamos o lo que nos hicieron sentir algunos instantes, sin ellos solo somos una página en blanco. Tan perdida estaba entre sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el cuchillo corto algo más que la manzana, se había cortado un poco la piel del dedo. ― ¡Mamí estas bien! Exclamo el niño quien de inmediato dejo de jugar con su tractor de juguete al ver la sangre que recorría el dedo de su madre.

―Estoy bien Edward solo ve a jugar afuera. ―Le contesto ella. El niño que era muy obediente abrió las puertas corredizas y salió a fuera, tenían un jardín enorme, canchas de futbol, lagunas, en si era un área bastante grande lo que facilitaba que Edward se pudiera escabullir por horas sin ser encontrado pero, su lugar favorito era donde estaba aquel gran Guanacaste donde con su padre habían quedado de construir la casa del árbol.

Jugo durante horas corriendo con el tractor por el césped hasta que gracias a cierta elevación con la que tropezó fue a caer directo al suelo, el tractor salió volando y su pie quedo levemente trabado en el mango de lo que era una puerta de metal cuadrada que estaba incrustada en el suelo; se levantó con cuidado y miro con asombro la puerta se preguntó hacia donde lo llevaría, con ambas manos tomo el mango y tiro de el con fuerza, abriendo así la puerta por completo; recordó como Alicia había seguido a aquel conejo blanco y de repente le pareció una buena idea ver que había debajo, todo estaba oscuro, pero eso no le impidió comenzar a descender por unas gradas que se encontraban pegadas en uno de los lados del túnel, pasaran varios minutos para que el por fin pudiera llegar al suelo, la luz del sol no lo alcanzaba hasta ahí y la plena oscuridad lo asusto, usando sus manos se dio cuenta de que había un pasillo estrecho por el que podía seguir, no camino tanto para poder encontrase con la luz artificial de un foco que iluminaba el gris y lúgubre pasillo, paso al lado de algunas puertas hasta que casi al final del pasillo gracias a la puerta transparente de dicha habitación logro visualizarlo era su padre, lo sabía bien como podría olvidarlo, intento abrir la puerta pero no pudo, entonces las voces se hicieron presente y los vio eran los monstruos venían de nuevo por él, también tenían a su padre atrapado, corrió rápidamente y visualizo que en la esquina había una caja metálica, que era el panel de control de la energía de todo el lugar, pero Edward ignoraba esto el solo quería esconderse de los hombres y mujeres con mascara de conejos o como el los llamaba los monstruos. De la puerta de al lado de la habitación de su padre salió un hombre con bata blanca, jamás olvidaría su rostro Edward comenzó a presentar problemas para respirar, el miedo lo invadió y las imágenes en su cabeza venían e iban, todo lo que le habían hecho a él, a su madre, a su padre todo ello lo estaba ahogando era más de lo que un niño de su edad podía soportar, habían generado un trauma en él.

Y ese trauma no le permitía olvidar. El sonido de la puerta al abrirse hizo que las imagines cesaran, las enfermeras estaban saliendo de la habitación, con cuidado el salió de la caja del panel, gateando llego justo a tiempo para entrar en la habitación antes que la puerta se cerrara, sorprendente mentes ambas enfermeras que estaban demasiado ocupadas hablando de las ultimas nuevas de la moda no se percataron del niño que se había escabullido. Fue así como este logro estar frente a su padre quien lo miraba sin poder creerlo, tenía que estar soñando, no sería la primera vez después de todo, aquello no era real, no podía ser Edward, pero lo era llevaba la misma ropa con la que lo había visto jugar con el tractor mientras su madre cocina el pie.

― ¡Papá! Exclamo. ―Entonces comenzó a llorar de la alegría era el ¿Pero que estaba habiendo ahí? Comprendió rápidamente su hijo no debería estar ahí, cuando Edward dijo a caminar hacia él, supo que las cámaras lo captarían y se llevarían de ahí a su hijo.

― ¡Odio estas malditas cámaras, mejor voy al baño! ―grito alterado. Mientras a su vez realizaba señas para explicarle a su hijo a donde debía ir, agradeciendo que el pequeño le entendió, bajo con cuidado de la camilla, llego al baño y abrazo a su hijo, beso su frente una y otra vez.

La felicidad que lo invadió era fascinante, su pequeño no lo había olvidado, recordó el día que al entrelazar sus manos con las de Natalia dijo que el mundo estaba en sus manos, aquello no era cierto, realmente logro tener el mundo en sus manos el día que cargo a Edward por primera vez. Su hijo era lo que el más amaba y tenía que dejarlo ir, pero solo por ahora. Volvería por él. ―Tienes que irte. Le dijo.

― Pero, no quiero irme. Le respondió.

―Comenzare a gritar, haré todo para que alguien entre, mientras ellos tratan de controlarme tu correrás con todas tus fuerzas saldrás de aquí y yo te iré a buscar, confía en mí ―. Prometo que te iré a buscar solo dime como los encontrare. Edward le hablo del pasillo, de las escaleras y de las puertas y el lugar a donde iban. Después de ello el salió y comenzó a gritar boto la camilla y gasto todas sus fuerzas, pero su pequeño logro escapar.

EternoWhere stories live. Discover now