Capítulo # 23

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Parte#2

Diciembre 23 del 2015

11:26 a.m.

Lost Valley.

Cuando llegaron a un campo abierto donde se encontraba un viejo sauce llorón justo a la orilla de una laguna. ―Detente aquí. Dijo la chica y Evan obedeció. Bajaron del caballo. ― Este es el lugar perfecto para hacer un picnic ―. Mi abuela siempre nos traía aquí, preparaba un pie de manzana, traía su famoso jugo de naranja, pan con mantequilla de maní y mermelada, galletas y demás ―. Era perfecto ―comenta la chica parada frente a la laguna mientras observaba a una pata y sus patitos.

― ¿La extrañas? ―cuestiono el colocándose a su lado. ―Sabes en un libro leí una frase que creo responderá tu pregunta decía ―"Y es extraño como la ausencia puede percibirse como presencia". Respondió ella, sin saber que decirle Evan simplemente tomo su mano para decirle sin palabras que él estaba ahí. <<Que el siempre estaría ahí>>

―¿Por qué siempre que se ama se sufre? Se preguntó. Ya no tenía duda alguna realmente se había enamorado de ella, de todas sus virtudes, defectos, su risa la cual era la más dulce melodía, sus pensamientos tan complejos las palabras más bellas, sus ojos la luz de su vivir, sus lunares y la forma de su cuerpo la más perfecta escultura; su vida era tan apagada, estudiar, tomar café, estudiar más café su punto era que ella llego sin esperarla, inimaginable. Encendiendo cada farol, devolviéndole los colores al mundo, enseñándole el arte de apreciar, llenándolo de vida.

Natalia había preparado todo para hacer un picnic, le había llevado varias horas de la mañana preparar el pie, las galletas, el pan, pero con Catherine habían terminado todo a tiempo. Así que olvidándose de todo coloco la manta, las comida sobre ella y disfruto el estar ahí junto a Evan. Sintiéndose tan dichosa de tenerle el tiempo se detuvo. Pasaron horas hablando de todo y de nada; cuando menos esperaron el solo ya se había escabullido en las montañas y el más grande de los luceros comenzaba a salir susurrándoles al oído que el día comenzaba a volar para dar pie a la noche, el viento soplaba con sutileza a su ligera melodía dejándoles saber que el tiempo corre y que ese día se desvanecería y pronto no sería más que un recuerdo.

― ¿Alguna vez has deseado que el tiempo simplemente dejara de correr? Le pregunto Evan.

― ¿Y qué importa eso? ―. Veras te diré mi secreto, para mí lo que al final importa es que te enamores del mundo y de todos los momentos especiales que has vivido, para así poder detener al maldito tiempo ―. Regalándole la eternidad a lo efímero  ―respondió mientras se ponía de pie. ―Ya es hora de que nos vallamos, no me gusta cabalgar de noche. Dijo mientras comenzaba a recoger todo, Evan la ayudo y pronto ambos se encontraban de nuevo en frente a la casa de Natalia, fueron a dejar al caballo al establo y ella se despidió de el de una forma tan fría que preocupo a Evan quien no pudo evitar notar que su amiga estaba actuando raro.

EternoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz