C34 EMPUJANDO UN POCO PARA ACELERAR LAS COSAS

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Habían pasado cinco semanas desde que se encontraba cautiva. Annie estaba al borde de la locura por el encierro. Sin embargo, nunca lo mencionaba.

En una de las ventanas que daban al jardín de laberinto, Annie estaba sentada sobre el umbral que era suficientemente grande como para estar cómoda. Tenía un bote de uvas moradas y verdes en el regazo. Ella comería las verdes con su cáscara y pelaría las moradas, les quitaría las semillas y las comería mientras miraba una y otra vez el paisaje.

¡Mis ojos ya están cansados de esta vista!, pensó y soltó un fuerte suspiro.

La frustración estaba a flor de piel. Tenía urgencia en que Kit se moviera en la corte.

Comió una uva verde, saco las semillas de su boca e hizo un análisis de toda la situación.

Kit era muy lento en sus pasos, ella sabía que él tenía las armas pero estaba esperando el momento adecuado. ¡¿Pero cuando es ese momento adecuado?! ¡Quizá nunca llegue o muera sin verlo!

Inconscientemente se chupó los dientes. Comió una uva morada que previamente había pelado. ¿Cómo podría hacer que Kit moviera sus piezas desde ya sin alterar la imagen qué tenía de ella en su corazón?

Además, no le gustaba nada estar encerrada en este lugar y menos cuando él desaparecía por cuatro o cinco días sin decir siquiera adiós.

Mientras ella pensaba sobre eso, uno de los niños de Kit entro. El niño que siempre trae comidas deliciosas para ella, León.

Hoy Annie tuvo suerte. Era el pequeño León y no el frío niño de ojos azules, Sirhan. Annie sonrió a medias, era una visita ventajosa porque a diferencia de Sirhan, Leon era más fácil de manejar cuando de sacar información se tratara.

Annie lo saludó con una sonrisa e invitó a jugar un poco de ajedrez. Naturalmente el niño cedió y ambos comenzaron una partida.

Así pasaron unos minutos, jugando y charlando de cosas al azar hasta que inició las preguntar qué realmente le interesaban.

— ¿Cómo están las cosas en el exterior?— preguntó Annie.

Leon dudo unos segundos antes de contestar con inseguridad: — Bien... Supongo —.

— Afuera, ¿Cómo es llamado tu señor? —.

—... Depende. A veces se refieren a él como Príncipe, otros como rey. Normalmente es la primera — respondió él con más soltura.

— Debe ser frustrante —.

— Algo así. Afuera debes ser exacto con tus palabras. Un paso en falso y te tiran lejos... Tsk — se chupó los dientes. — ¿Pero cómo saber cuál es la palabra adecuada? Ahí afuera es un revoltijo total —.

Poco a poco el niño perdió el filtró y hablaba abiertamente con ella.

— ¿Y la princesa Ella? —.

— ¿Qué hay con ella? —.

— ¿Cómo la tratan?—.

— La corte la adora, el pueblo le ama. Naturalmente, es difícil deshacerse de ella... — recordando abruptamente que la susodicha y la mujer delante de él eran hermana, se detuvo para pedir disculpas.

— Descuida — lo perdonó con una sonrisa angelical. — Kit... Él desaparece por cada ciertos días. ¿Tú... Sabes algo de eso? — Annie sondeo.

Leon la miró con cautela. Cómo intentando averiguar sus intenciones, lamentablemente fracasó y solo le quedó decir la verdad a medias... O por lo menos la que se les ha dicho a todos.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora