C12 TE VOY A ESPERAR

2.2K 232 11
                                    

Decir "no" era el equivalente a decir "hazlo", aunque tu razón sigue gritando "¡No!", pero el corazón es tan estúpido, que incluso después de ser apuñalado veinte veces sigue latiendo con la misma intensidad.

Annie no planeaba enamorarse, pero entre más lo evitaba más inevitable se volvía.

Los ojos son las puertas del alma, y Kit sabe cómo derribar fácilmente una barrera hecha de hojas secas para plantar mil semillas que al crecer se convertían en hermosos recuerdos. Sabía dejar su presencia en cada parte. La brisa lograba siempre traer su perfume, y sus manos, que con un simple roce creaban una sensación única que recorría todo el cuerpo de Annie.

El hombre era mágico, un hechicero que logró enamorar a una mujer en dos meses y tres días.

Para el príncipe Kit, las horas se iban volando demasiado rápido junto a Annie y la castaña comenzaba a sentir lo mismo.

No había necesidad de asomarse por la ventana o a la entrada principal, Anastasia ya sabía que él estaba cerca y se preparaba para recibirlo con la sonrisa más cálida que podía gesticular. Al inicio por cortesía, después por costumbre y al final se volvió completamente genuina.

Caña noche, en la oscuridad de su habitación, la joven castaña hacia un repaso por cada palabra, cada gesto y cada roce de sus cuerpos... se perdía tanto en los recuerdos que incluso reía sin saberlo, o dejaba que el rubor de sus mejillas se volviera mucho más cargado. Todo eso se volvía costumbre y pronto expandió sus momentos de recuerdo a su vida cotidiana. Cuando comía en compañía de su madre, cuando Cinderella la atendía como cada noche, cuando leía un libro, cuando cortaba flores a solas...

Anastasia se dejó caer en el verde pasto, el rocío humedeció levemente su vestido pero eso no importaba, ella estaba demasiado pérdida en los recuerdos; con una sonrisa boba en su rostro iluminado por el brillante sol de la mañana mientras una de sus manos acercó una flor a sus fosas nasales que después la embriagaría con su aroma, y la otra mano aventurada en el húmedo pastizal.

Ya en la tarde, aproximadamente a las tres, Annie corrió a su habitación ignorando los regaños de su madre, quien le seguía muy detrás.

— ¿Cual se ve mejor?— preguntaba la castaña, con euforia mientras secaba vestido tras vestido del armario. — Un azul... aunque me gustan más los colores tierra... pero él insiste en que se me ve lindo el color azul... —. La joven dama hablaba tan rápido que su propia madre dejo de ponerle atención.

— ¿Por qué simplemente no te vistes y ya? — le comentó su hermana, Lady Griselda Randall, con clara desaprobación en su tono. Tirándose sin cuidado a la cama de Annie.

Todavía tenía puesta la ropa de viaje y apenas se quitaba los guantes. Era su primera visita a la casa de su madre como una mujer casada.

Al final, la joven castaña terminó utilizando un vestido azul cielo como los ojos de 'su príncipe', según ella, y espero ansiosa en la misma mesita de té que se encontraba en el jardín trasero bajo la mirada desaprobatoria de Griselda.

Ambos pasearon por el jardín, como de costumbre, y se detuvieron en la fuente, como siempre.

— Annie — le dijo él — ¿tú me amas? —.

La mirada penetrante del príncipe Kit atravesaba su alma y la dejaba indefensa a los sentimientos, mordiendo la parte interior de su labio inferior. Agacho la cabeza mientras jugaba con las manos.

— Si — murmuró Anastasia.

El príncipe no pudo escuchar debido a lo bajo del sonido de su voz, por lo que le pidió que volviera a contestar, y otra vez ella contestó con voz demasiado baja.

— Annie, hablas demasiado bajo — le comento él temiendo una reacción negativa.

Anastasia subió la cabeza y lo miro directo a los ojos, por primera vez le sostuvo la mirada por tanto tiempo, y contestó con voz temblorosa — Si —. Luego volví a bajar la cabeza.

La rápida evasión de Anastasia evitó que viera la reacción de Kit, el cómo sus ojos se iluminaban y una amplia sonrisa que mostraba sus blancos dientes se combinaba en una perfecta expresión de placer absoluto, de felicidad.

El principie Kit elevó el rostro de la castaña al posicionar un dedo en su mentón, haciéndole sentir una corrientes eléctrica debido a la calidez del contacto, y sus miradas se volvieron a cruzar.

Sin una palabra, sólo el silencio que los unía y el amor reflejado en sus miradas.

— Te amo — dijo Kit. Rompiendo el silencio.

Se acercó aún más a ella y la capturó en sus brazos con toda la ternura que poseía. Anastasia se dejó hacer, puso los brazos en su pecho y recargo su cabeza en el pecho de Kit, pudiendo escuchar la canción de amor que el corazón de él le cantaba a cada latido. Las manos de él estaban protegiéndola en cada momento, una acariciando su cabeza y la de otra sostenidole de su cintura.

— Espera por mí— comenzó a decirle él al oído, provocándole cosquillas en el alma y el deseo — en unos días habrá un baile. Ahí pediré tu mano frente al rey, con tu madre como testigo al igual que todo el reino. —después de eso le planto un beso tierno en la sien.

—Esperaré por ti — le dijo ella en voz baja. — Esperaré toda una vida por ti, si es necesario—.

—Te amo—.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Oculta de los amantes, Griselda había observado y escuchado todo.

Después de haber escuchado eso, Griselda se sintió aliviada y preocupada a la vez.

Ella seguía sintiendo que era muy peligroso para Annie involucrarse con él, y más si era tan íntimamente. ¿Pero qué podía hacer ella ahora? Su estúpida hermana ya estaba enamorada y cualquier intervención la haría ver a ella como la malvada del cuento otra vez, así como hace unos años cuando murió el Sr. Tremaine.

Decidió no mortificarse más y velar por su hermana en silencio, ella era la mejor en ello.

Dio la vuelta y se alejó, cuando entró de nuevo en la mansión se encontró con la persona que menos quería ver en ese momento.

— ¿Tienes la costumbre de espiar las conversaciones ajenas? — comentó Ella.

Griselda no se inmuto. La ignoró por completo.

— Que lastima me dan los hombres de Essex, sus esposas van por ahí calentando la cama de otros — dijo Ella después de soltar un suspiro.

Esta vez, Griselda si contestó —... No me vengas con esa actitud tragasantos, porque de una casquivana crapulosa es que tú has nacido —.

Una persona de mente común difícilmente podría haber entendido lo que dijo Griselda. Incluso Ella tuvo dificultad en entenderlo, sin embargo, algo dentro de ella le decía que estaba siendo insultada. Por lo que dijo: —Se perfectamente que significan esas palabras ¡¿Crees que soy estúpida?! ¡¿O acaso ignorante?! —.

— ¡Oh vamos! No te menosprecies... tu eres ambas — le dijo Griselda con una sonrisa maliciosa antes de darse la vuelta para seguir su camino.

—... — Ella se quedó callada. No tenía palabras para contestar a algo que no entendía.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora