Capitulo 10

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Capítulo 10.

¿Recuerdan que hoy por la tarde estuve fantaseando con sus besos? ¡vaya idiota! Tengo que informarles que mi maravillosa imaginación ha flaqueado esta vez, ¡porque no tienen comparación ninguna! No estaba ni cerca de como podían ser en realidad.

Puede que se trate de la conexión que tenemos el uno con el otro o que simplemente este hombre va besando por la vida de este modo, pero se me traban los pensamientos si intento buscar una palabra que los defina, es una mezcla de todo lo bueno.

He caído por completo en él, he perdido la poca cordura que me quedaba y no tengo salida, me dejo llevar todo lo posible e ignoro cualquier vocesita molesta que provenga de mi cabeza.

Tras ese primer beso que me ha dejado sin aliento, Dylan me estampa contra la pared y sus manos inmediatamente se dirigen a mis caderas para acercar nuestros cuerpos todo lo posible mientras mis manos, nerviosas pero dispuestas a luchar contra ello, se posan en su nuca para impedir que se separe de mis labios siquiera para tomar aire.

No quiero dejar de sentir sus labios.

Su lengua juguetea con la mía, mordisquea mis labios y yo hago lo mismo con los suyos mientras siento mi cuerpo y el suyo arder de deseo, aquello que habíamos estado conteniendo ahora mismo se ha desatado.

Y no hay nada que nos detenga.

De repente mis manos se separan de su nunca y ahora se encuentran, sujetas por una de sus manos, unidas y retenidas por encima de mi cabeza, con su mano libre recorre mi silueta y es como cada rincón de mi cuerpo se estremece de placer, tengo que jadear levemente para desprender tanta tensión contenida y porque definitivamente me estoy quedando sin aliento.

Y en cuestiones de segundos toma posesión de mi cuerpo y hace que estemos sobre la cama, ambos nos deshacemos de todo lo que hay sobre el colchón dando patadas a cualquier cosa que nos topemos, incluso siento que algo se clava a mi espalda pero tener a Dylan sobre mi es mucho más interesante, me distrae de cualquier cosa.

El deseo me controla y sin hacer reparo de lo que estoy a punto de hacer, en un movimiento rudo me deshago de su agarre para sentir mis manos libres y poder colocarlas sobre su espalda, le acaricio de arriba abajo y es excitante poder palpar sus músculos, tensos y duros, muy bien trabajados. Lo invito a que se quite el saco tirando del mismo y él lo entiende, durante unos segundos abandona mis labios para quitarse la chaqueta y tirarla a cualquier parte de la habitación. Sin apartar la mirada de ese brillo que me enloquece, mordisqueo ligeramente mi labio inferior incitándolo a que vuelva a mí, y sin dudar, lo hace.

Nos volvemos a sumergir en un beso y esta vez siento una de sus manos acariciar mis muslos y como segundos más tardes se cuelan por debajo de mi vestido. Agradezco internamente a Ana por haber hecho que comprara un conjunto de lencería, parece que mi mejor amiga tenía razón.

La temperatura de nuestros cuerpos aumenta y los latidos de mi corazón parecen desbocarse, mientras él sube el vestido hasta donde le da la gana, me permito llevar ambas manos al primer botón de su camisa para deshacerlo y así hago con el segundo botón, hasta llegar al último para luego quedar completamente babeada al ver su torso desnudo.

Nunca antes había visto semejante monumento, bueno, lo había visto antes sin camiseta pero ni en mis mejores sueños lo había podido tener tan cerca, tan palpable, tan mío. El color de su piel es envidiable y cada músculo está marcado a la perfección. Tengo que detener el beso para poder observarle y lo hago con el mayor descaro posible, ese que se ha vuelto muy monótono en mí últimamente, todo por su culpa. Cada músculo está perfectamente trabajado y dejo a la imaginación lo que hay luego de esa marca en V en la parte baja de su abdomen.

Cuando me acuerdo de reaccionar miro a Dylan y lo encuentro observándome, la forma en que me mira, con una sonrisa pícara me excita.

- ¿Te gusta? – pregunta con la voz ronca, se aclara la garganta.

Solo asiento, no puedo hablar porque estoy casi segura que no saldría la voz. El entiende mi condición y no hace más que soltar una risita y volver a besarme, termina de pegar su cuerpo con el mío y entonces siento su erección sobre mi ingle, lo que logra excitarme mucho más, saber que logro ponerlo de ese modo me hace sentir segura.

Dejo que haga lo que quiera conmigo, soy toda suya y no tengo fuerzas para hacer lo contrario, tampoco deseo hacerlo. Su mano colada dentro del vestido acaricia con suavidad mis muslos y palpa suavemente mi lencería de encaje, mi piel siente sus caricias, las disfruta y hacen que me pierda en otro mundo, galaxia y universo.

Su otra mano libre va directamente por la parte trasera de mi espalda teniendo como objetivo firme tirar de la cremallera del vestido. Lo hace sin problema alguno, como si fuese todo un experto en la materia. En cuánto su mano entra en contacto con mi espalda un movimiento repentino me invade, mi cuerpo se arquea ligeramente, estremecido y un leve jadeo se escapa de mis labios en cuanto su otra mano, ya dentro de mi braga, acaricia suavemente mi clítoris.

Toc, Toc.

Ese ruido hace que se detenga en seco y logra que me cuesten un par de segundos en darme cuenta que ese ruido proviene de la puerta de la habitación.

Mi mente se pone en alerta y en consecuencia mi cuerpo reacciona con lo primero que se me ocurre: quitármelo de encima en un movimiento demasiado brusco.

- Eh eh, ¡tranquila! – se está partiendo de la risa mientras abotona su camisa.

Suena otra vez la puerta.

- Dylan, Cielo ¿estas dentro? – pregunta la voz de una mujer.

De estar en la cama ya estoy de pie frente a un espejo bajándome el vestido y arreglando las marañas de cabellos que están desatados.

- Si mama, ya voy. – responde muy tranquilo.

- ¿Es tu madre? – casi me atraganto preguntando, de repente se me pone la boca seca. ¿Cómo puede estar tan tranquilo? ¡quiero matarlo! – Dylan me voy a esconder debajo de la cama – digo histérica pero él impide que me mueva.

- Quédate tranquila ¿vale? No estamos haciendo nada malo – su tranquilidad y seguridad es envidiable, logran contagiarme al momento en que me mira fijamente.

Tomo una bocanada de aire y me miro una vez más al espejo, estoy bien.

Dylan se acerca a la puerta y tira de la manilla, abre y una señora de tez blanca, ojos azules y cabello rubio aparece con una sonrisa tan dulce y agradable que logra cesar mis nervios, ¿o aumentarlos? No lo se, me va a dar un patatús.

- Hola Hermosa – me saluda agitando su mano con amabilidad y mira a su hijo – Cariño te he estado buscando como loca, vamos a cantar el cumpleaños feliz a tu hermana ¿vienen?

Yo solo puedo responder con una sonrisa amable y nerviosa al mismo tiempo, además de hacer un gesto de saludo con mi mano.

- Vale mama, vamos ahora mismo. – noto las ganas que tiene Dylan en cerrarle la puerta a la cara. Solo ruego que no lo haga. - Por cierto, te presento a Vega.

Llena de nervios me acerco lo suficiente para estrechar nuestras manos.

- Un placer conocerla Señora Miles. - mi voz suena dulce, amable y sobretodo nerviosa.

- El placer es mío Cariño - responde con voz cálida. Nos mira a ambos y sonríe  - Perfecto, entonces los esperamos – hace el intento de irse pero algo se lo impide, me mira divertida – Vega, Cariño, tienes la cremallera del vestido abajo – dice como si nada y esta vez sí se marcha.

Mis mejillas se tiñen del color de un tomate y miro fulminante al culpable de mi desgracia.

BELIEVE {pausada}Where stories live. Discover now