Parte 10

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Marta Valdez

Año 2057

Cuando iba de camino al salón de reuniones, sufrí un pequeño espasmo: Era normal, puesto que cuando era adolescente había sido víctima del terrorismo de una organización a la cual perseguía ahora, Omega Corporation. Mató a mi antigua amiga Carla y (según creía hasta ayer) a mi amigo David. De hecho, los sanitarios que me atendieron reconocieron que él me había salvado la vida, puesto que al lanzar el balón contra la pistola del criminal que me iba a disparar consiguió desviar la bala de modo que me diese en un punto del cerebro mucho menos mortal. Aún así fue un milagro que no quedara parapléjica, según los doctores. Des de aquel día he intentado olvidar aquel calamitoso episodio de su vida hasta que el número de atentados de Omega Corporation se ha hecho demasiado grande. Entonces fue cuando entré en política.

Creé un partido activista que quería asumir el control de todas las potencias militares de la OTAN para derrocar a la corporación de Dos Santos. La gente necesitaba aquel partido, por lo que ganó por mayoría aplastante. Además, contaba con una ventaja; la antigua ley que no permitía ser presidente a un extranjero se había revocado durante los años que los militares de la OTAN gobernaron. El partido gobernaría la nación recientemente creada de la OTAN, un estado provisional que se había creado con el fin de combatir mejor a Omega Corporation.

Así que allí estaba, cumpliendo mis promesas electorales a punto de entrar en la primera discusión sobre su plan de acción. Nuestra información provenía de un soldado enemigo capturado, quien les aseguraba que Rafael Dos Santos iba a moverse hacia su base en Pakistán el próximo jueves. El plan más efectivo, me contaron los militares, era la fuerza bruta: La base pakistaní era muy pequeña, como máximo contendría unos mil efectivos, y sumando todos los cuerpos militares la OTAN llegaba al medio millón de soldados. Así que el plan de acción iba a ser el siguiente: Iban a sobornar a un soldado enemigo para que desactivase las tres torretas antiaéreas. A partir de aquí iban a bombardear la base con cazas enemigos y los soldados de la OTAN se iban a infiltrar por el patio en el que Dos Santos tenía su avioneta privada para huir.

Y la trampa estaría tendida. Estaba muy impaciente para que empezase el espectáculo, pero aún faltaban cuatro días para terminar con los preparativos: Se tenía que confirmar que Dos Santos estaba en Pakistán, se tenía que sobornar a algunos soldados, se tenían que preparar 20 cazas y dos tercios del Ejército iban a entrar en acción y todo el mundo debía tener un arma, munición, granadas, etc.

Tres días antes del ataque

-¿Señora?- Era el almirante general Jackson. Como presidenta que era, los oficiales por debajo de mí tenían que informarme en todo momento del progreso de la situación.

-Está confirmado; Rafael Dos Santos se encuentra en la base táctica de mando nº 105, nombre en clave Fuerte Armadillo. Hemos tenido problemas con el soborno, y de hecho el propio Dos Santos casi se entera del ataque. Por este motivo hemos decidido prescindir del soborno y enviar seis tanques a por las torretas antiaéreas. Créame, presidenta, casi es mejor-.

Dos días antes del ataque

-Hemos revisado los veinte cazas modelo R-21 que van a intervenir en la pelea. Los veinte están en perfectas condiciones, capitana-.

Bien, íbamos progresando. Aún así aquella noche tuve pesadillas con un tipo que, con una sonrisa cruel, destruía todo mi ejército con las manos.

Un día antes del ataque

-Los cuarenta mil soldados que van a luchar a nuestro lado tienen todo el equipamiento necesario. Estamos listos, capitana-.

-Jackson, tengo una duda. ¿Qué pasará si, de algún modo, Dos Santos nos pilla y nos derrota?-. No sabía la respuesta a esa pregunta y tenía la intuición de que no sería demasiado positiva.

-Depende de si cree en Dios o no, porque si nos derrotan necesitaremos su apoyo para detener a Dos Santos-.

Propósito de VidaWhere stories live. Discover now