7. Agua

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La tan esperada noche del viernes 6 de octubre por fin se hizo presente.

La fiesta de egresados del colegio Alfonsina Storni prometía ser todo un descontrol. El lugar designado fue Mandarine, ubicado en un salón lo suficientemente amplio como para albergar miles de adolescentes y jóvenes con ganas de divertirse.

Los chicos de tercer año estaban cebados por asistir a la fiesta. Unos más que otros, claro.

Habían decidido realizar una previa en la casa de Martina Laverde. Ya saben, esas reuniones destinadas al consumo de alcohol para llegar bien energizados a la fiesta que más tarde tendría lugar.

Se suponía que todos iban a estar en la casa de Martina para las 23:00, exceptuando a Diego Rubén Lapaño que decía tener otro grupo de amigos con el que asistir a la fiesta.

El pobre no estaba bien integrado. Su arrogancia lo había llevado muy lejos.

Los chicos y chicas comenzaron a llegar, todos puntuales.

Pero faltaba uno. Un alumno del grupo de los odiosos, que fuma y recibió una carta de T.A.I el lunes a las 10:26AM para después entregársela al comisario Damián Barrios.

¿Ya lo descubrieron?

Pedro Olea.

-¿Quién falta? -preguntó Martina. Los chicos se miraron y lo notaron al instante.

-Ay, no -titubeó Sofía Lolo.

-¡Me voy a buscarlo! -gritó Darío que salió disparado por la puerta. Ramiro y Gonzalo lo siguieron detrás.

Los tres adolescentes corrieron despavoridos las seis cuadras que tenían hasta llegar a la casa de su amigo Pedro. Sabían que podía estar en peligro.

Llegaron y vieron la casa con una patrulla en la entrada. La puerta estaba abierta.

-¡Pedro! ¡Pedro! ¿Dónde estas? -comenzaron a gritar.

-Escucho voces arriba -dijo Ramiro dirigiéndose directamente hacia la escalera. Los otros dos hicieron lo mismo.

Cruzaron el dormitorio de Pedro, luego el cuarto de juegos y por último, llegaron al baño.

Era demasiado tarde.

El cuerpo sin vida de su amigo ahí estaba, inerte en la bañera. Los gritos desgarradores de la mamá de Pedro terminaron de doblegar a los chicos, que casi caen tendidos al suelo.

Damián Barrios intentaba consolar a la madre mientras le pedía por favor que lo acompañe a otra habitación para liberar la escena del crimen.

Los chicos observaron la escena hasta que el comisario terminó por sacarlos. Si querían encontrar a T.A.I, la escena no podía ser modificada.

Antes de irse, los chicos vieron una nota doblada en el lavamanos: 22:26PM.

Esa pista da muchas cosas de las que hablar, teniendo en cuenta que Pedro había visto la carta a las 10:26AM.

¿T.A.I está dentro del aula?

¿T.A.I tiene cámaras en el aula?

¿T.AI está controlando todo lo que los rodea?

¿Qué demonios, T.A.I?

Los chicos salieron de la casa de Pedro desahuciados. La imagen que habían visto era aún peor que la de Mariano.

-Señora, sé lo difícil que es esto, pero necesito que me dé su declaración para encontrar al culpable -dijo Damián Barrios a la mamá de Pedro en la entrada de la casa, que ya estaba rodeada de policías y un perímetro asegurado. Los tres adolescentes permanecían a solo unos metros.

-Pedro siempre se daba baños de inmersión con la música muy alta, es una rutina para él -comenzó a contar la madre en un sollozo-. Esta noche iba igual a cualquier otra, Pedro se fue a bañar como a las 22:15PM porque después se tenía que ir a la casa de una de sus compañeras, y como vi que estaba tardando mucho, a eso de las 22:45PM lo fui a buscar cuando... -La señora no pudo continuar, y se largó a llorar desconsolada.

-Está bien por ahora. Ramírez, llevá a la señora a un lugar más tranquilo -dijo Damián Barrios a uno de sus oficiales.

-Chicos, siento mucho todo lo que pasó. No me quiero imaginar cómo se sienten ahora -agregó acercándose a Gonzalo, Darío y Ramiro, pero se pausó un segundo-. Debo preguntar, ¿qué hacían acá?

Los adolescentes se miraron, dubitativos. Ramiro tomó la iniciativa y explicó cómo se habían dado cuenta que Pedro podía estar en peligro, y que luego corrieron hasta su casa para encontrar respuestas. El resto de la historia era evidente.

-¿Puedo preguntarte algo yo ahora? -interrogó Ramiro al comisario.

-Sí, decime -respondió Damián intrigado.

-¿Cómo es que llegaste antes que todos a la casa de Pedro?

-Estuve patrullando su casa toda la hora. No vi nada hasta que escuché los gritos de su mamá -contestó sin titubear-. Lo que no entiendo es cómo se me pudo haber pasado algo. No hubo movimientos sospechosos en ningún momento.

-Ajá. Y una cosa más. En la carta que recibió, ¿T.A.I mencionó por qué eligió a Pedro? -El que ahora preguntó fue Darío.

-Dijo que era de los más oscuros y molestos del grado. Con esas palabras -respondió el comisario.

-¿Y si está matando según afinidad? -preguntó Darío.

-¿Y si está matando a nuestro grupo de amigos? -saltó Gonzalo.

-¿Y si yo soy el siguiente? -terminó por concretar Ramiro.

Ninguno lo sabe aún, pero sus suposiciones son, en cierto punto, tres grandes verdades.

Tu amigo invisible #1 [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora