Thief of hearts.

"SAN TAKANORI"

Oigo voces... Ahora hay demasiada luz. Sigo sintiendo frío y varios toques en mi cuerpo. Veo sombras... Esas voces suenan desesperadas.

-¡Takanori!-

-Lo siento... ¡Lo siento!-

-Yuu, pásame eso, lo estoy perdiendo. ¡Chico! ¿Me escuchas? Aprieta mi mano si puedes hacerlo.-

Un tibio tacto en mi izquierda, di un leve apretón y escuché como ese hombre decía "Tengo respuesta".

De nuevo mis párpados caen y las voces desaparecen al igual que la luz.

...........

De manera abrupta abrí los ojos, me quedé mirando el techo color blanco del lugar hasta que giré mi cabeza mirando mi entorno. Era una habitación, sus paredes en tonos carmín dándole un toque elegante y los suelos de madera brillante dándole un aspecto de calidez con su color.
Su estilo era minimalista... Vaya que lucía caro.
Traté de sentarme pero un fuerte dolor en mi abdomen me lo impidió y de la nada otras punzadas en mi hombro izquierdo y pierna derecha.

-Ah... Joder...-

Recordé lo que había pasado en la noche...

Mitsuki trataba de convencerme de entrar a una casa a robar.

-Vamos Akira... Ayúdame, quiero sacarles una lanita y de paso te doy una parte para la comida de tu chaparro.-

Yo sabía que era mala idea...

-No lo sé, Mitsuki... Alguien puede venir y meternos a la cárcel, yo no asalto casas.-

-Ah fulano... No seas cobarde ¡Anda! Entremos, el dinero del pervertido ya te lo acabaste, necesitas más ¿Cierto? Y no creo que estés dispuesto a acostarte con él de nuevo.-

-Claro que no, pendejo...-

Ya no tenía dinero... Necesitaba alimentar a Shima...

-¿Entonces?-

-Bueno... Va.-

.....

-Que puto asco...-

Con cuidado logré sentarme, sentí que todo me daba vueltas.
Mi mano tenia un tubo que conectaba con una bolsa la cual estaba colgada en un atril de metal, en su interior había un líquido rojo.

-¿Sangre?-
Escuché leves ecos de voz venir de afuera de la habitación.
Descolgué la bolsa y a duras penas caminé hasta la puerta y la abrí levemente topandome con un pasillo que llevaba a unas escaleras.
Las voces ahora eran más claras.

-Mira en que lío estamos metidos... Es un delincuente, eso es, un delincuente, vaya personaje ha despertado tu bondad. No hagas nada estúpido hasta que yo regrese.-

-Pero... Yutaka ¿Si se despierta? ¿Que hago?-

-Takanori, si pudiste evitar que se muriera en lo que veníamos, puedes cuidarlo ahora que está estable, pero no tanto como para caminar.-

-Eres un verdero idiota, enano.-

-¡Cállate negro!-

-Ahora resulta que eres "San Takanori" el Santo de los ladrones, el que perdona sus pecados permitiéndoles la entrada al paraíso ¡No seas hipócrita! Hace unas semanas te robaron tu bolso y hablabas mierdas del ladrón, le deseabas el mal puro.-

-¡Ya cállate Yuu!-

Comencé a escuchar gruñidos y cosas que eran tiradas, de nuevo las voces volvieron a sonar.